Los dos ascensos consecutivos del Gasolero, cuando hacía poco tiempo luchaba por no descender a la C, sorprendieron a los extraños. Pero los propios, hinchas, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, confiaron en el potencial de este equipo. Temperley, en base a una gran defensa, obtuvo un gran premio: el doble ascenso.

El punto más alto en este equipo estuvo en la línea de fondo. Comenzando por Federico Crivelli, quien es la muralla de los tres palos. El arquero, ídolo y estandarte de este equipo, tuvo grandes actuaciones en el arco celeste que, en muchas ocasiones, valieron tres puntos. La defensa, comandada por otro ídolo del club como Gastón Aguirre, se mostró sólida y, a partir de allí, es donde Temperley erigió sus victorias.

Sin embargo, en el mediocampo Ricardo Rezza contó con jugadores que presionaban y salían rápido. El contragolpe fue un factor fundamental en este equipo, que contó con un Juan Ignacio Dinenno rápido y voraz para buscar el gol.

En Primera, la estrategia de Rezza seguramente no varíe demasiado. Temperley no es un equipo que se encierre atrás y apela únicamente al contragolpe. Tiene variantes interesantes de juego, como el conductor del equipo, Pablo Brandán. Pero, aún así, esta ha sido su arma más utilizada y la más efectiva durante su trayecto en el ascenso. 

Sin embargo, a diferencia del ascenso, en la Primera el conjunto celeste contará con espacios para desarrollar un juego más elaborado. El juego es menos luchado y podrá aproximarse con otro tipo de variantes al arco rival. Aún así, el contragolpe es un elemento más en el deporte más lindo del mundo y Temperley sabe utilizarlo a la perfección.