Cuando Juan Manuel Martínez arribó a Boca, la expectativa era enorme. Recordemos que el jugador después de un período de descollantes actuaciones en Vélez, se mudó en 2012 a Brasil para jugar en el Corinthians, pero tras un paso sin muchas luces, el burrito se mudó a la Ribera en 2013. La pugna por llevarse a quien fuera el futbolísta del momento, fue importante y varios equipos- entre ellos San Lorenzo- querían contar con sus servicios.

Lo cierto es que desde su llegada, Martínez se vio desdibujado partido tras partido. No sería errado decir que fue uno de los rendimientos más bajos del plantel desde que lo integra. Poco fue quedando con el paso del tiempo de ese jugador desequilibrante, que rompía defensas y volvía loco a todos con sus gambetas. Fue una real desilusión la que se llevó el pueblo boquense.

Este 2015 será un año crucial en la vida futbolística del jugador. Y pese a que son pocos los partidos transucrridos hasta aquí, el burrito ha mostrado otra actitud en lo que va de la temporada. En la primera fecha frente a Olimpo se lo vio enchufado en cada jugada de ataque e inclusive, desbordó al rival en más de una ocasión. No fue simplemente una reacción la del delantero cuando al tener que salir obligadamente en el partido de ayer tras la expulsión de Orión, sintió una desazón enorme.

Es claro que el ex Vélez esta reflejando otra mentalidad y que pese a tener al lado a jugadores de altísimo nivel, él esta para quedarse y retribuir todo el esfuerzo que una dirigencia hizo para traerlo. Para esto deberá seguir enfocado y tener memoria para así recordar esos años gloriosos cuando todavía andaba por Liniers. Retomar el contacto con ese fútbol mágico que dejó su huella en tantas canchas. Es un jugador valioso Juan Manuel Martínez y sería una picardía perderlo. 

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