En un marco que no era del todo alentador, con muy poco público en el Estadio Único de La Plata, San Lorenzo supo jugar un partido complicado y venció por 2-0 al local, Estudiantes. El Ciclón no brilló, pero supo aprovechar los momentos y aguantar a un Pincha alternativo, que mira a la Copa Libertadores.

El primer tiempo comenzó más que bien para los de Edgardo Bauza. Antes de los 10 minutos, a los 8, apareció Sebastián Blanco, el mejor del partido, para conducir una pelota que había bajado con el pecho Mauro Matos. Amagando el remate, hizo pasar de largo a un defensa y abrió el pase para la entrada de Franco Mussis (otro que jugó bien). El ex Gimnasia de La Plata, clásico rival del León, asistió de primera al mismo Blanco que, desde el piso, adelantó al Santo en el marcador.

Estudiantes intentó emparejar las acciones durante el resto de la primera etapa, pero le faltó mucha claridad. Tuvo en Carlos Auzqui a un gran volante convertido en delantero, sumado a la excelente actuación de Juan Sánchez Miño y Luciano Acosta, dos jóvenes ex Boca Juniors (este último está sólo a préstamo) que se entienden a la perfección.

De hecho, la más clara de esa primera mitad fue de Lucho Acosta, que recibió un centro de Sánchez Miño en el área y, a pesar de su baja estatura, le ganó en el salto a Matías Caruzzo, ex compañero Xeneize, y cabeceó a puerta, pero la pelota rozó el palo y salió.

Ya en la segunda mitad, San Lorenzo volvió a salir a buscar anotar, pero los remates de larga distancia, principal herramienta azulgrana, no rindieron efecto. Leandro Romagnoli, Blanco, Mussis y Matos intentaron, pero sin suerte. A los 18 minutos, el juego se vio interrumpido por un bajón eléctrico que apagó algunas luces del estadio, retomándose siete minutos después ante el insistente reclamo del Patón Bauza.

A los 70 minutos, un cambio trascendental. Salió el Pipi Romagnoli, capitán, ídolo y emblema de San Lorenzo, e ingresó Pablo el Pitu Barrientos. Dos minutos después, la sorpresa.

Atacaba Estudiantes cuando, casi en el área visitante, robó Mario Yepes y Barrientos recibió la pelota. El Pitu condució cruzando la mitad de la cancha y, a más de 40 metros del arco y ante la pasividad de los rivales, decidió probar suerte y rematar. La pelota cruzó toda la cancha y, para verlo una y mil veces, pegó en el travesaño y entró, dejando a Agustín Silva volando ineficazmente. El gol del torneo hasta el momento, todo fue alegría de ahí en más para un San Lorenzo que sacó chapa de dos jugadores excepcionales: Blanco y Barrientos. Próxima parada: el clásico con Huracán.

El gol de Blanco

El gol de Barrientos