¿Quién iba a imaginarse que un partido de domingo por la noche iba a resultar tan atractivo? A su vez, me permito preguntarme, ¿quién iba a pensar que el equipo que arrancó en ventaja terminaría perdiendo el partido?. También le agrego, ¿cómo fue que sucedió que un jugador como Melano se encontró con LA noche de su vida y, además, la peor noche de la defensa tombina en lo que va de este certamen?

En este segundo párrafo debemos proceder a analizar las causas que llevaron a este desastre por parte de los dirigidos por Oldrá. En primer lugar tendremos, con el diario del lunes, decir que el golazo de Leandro Fernández, efectivamente fue de otro partido con lo que iba a acontecer luego.

La noche de Lucas Melano, iba a arrancar a los 38 minutos de la primera parte con la igualdad en el tanteador, producto de una desatención defensiva de Galeano y Viera que no acompañaron a Olivares en el intento de cerrar la jugada rival, neutralizarla y rechazar. A los cinco minutos del segundo tiempo, el jugador granate iba a marcar su segundo personal, y el tercero de su equipo, al limpiar en un mismo movimiento a toda la defensa tombina y quedar cara a cara con Sebastián Moyano quien no pudo poner mucha resistencia ante un remate que fue picado por el cordobés. No iba a quedar todo ahí sino que luego marcó el cuarto y quinto (tercero y cuarto de su cuenta personal) de maneras muy similares. Errores en la defensa, impresiciones en el mediocampo que permitian quedar al delantero del visitante mano a mano con el guardavallas bodeguero y, en dos oportunidades con definiciones certeras hizo nula toda resistencia del portero surgido de la cantera del club mendocino.

Jorge Ortíz de Lanús marcó el segundo gol tras una contra efectiva luego de un tiro de esquina mal ejecutado por el Expreso.

Ahora, se preguntarán por qué hacemos tanto énfasis en lo que hizo Lanús siendo que esta es la sección de Godoy Cruz del diario. La respuesta, es simple, el local no hizo ningún mérito para, al menos, descontarlo.

Algunos de estos factores fueron los pases imprecisos en el mediocampo que, sacando el factor del resultado, una mera zona de transición donde no existía la generación de juego necesaria para las oportunidades claras de los delanteros. Por su parte, la defensa nunca se encontró a diferencia de otros encuentros. El llegar fuera de tiempo, la velocidad de los delanteros rivales y la duda que generaba en los protagonistas los errores que cometían, llevaron a que sea un factor más de un cóctel que se volvió explosivo para los mendocinos.

Por otra parte, el ataque no tuvo participación en el juego. Podemos mencionar el gol de Fernández y dos remates más del proveniente de Defensa y Justicia fueron lo único que se pudo rescatar de una noche para el olvido del tridente ofensivo.

De cara al partido contra River Plate, el cuerpo técnico deberá trabajar bastante si desea obtener un resultado positivo en condición de visitante contra un rival que, en los papeles, parece ser superior.