Un partido trascendental, la última chance que tiene River para intentar clasificar a los octavos de final y que casi no se disputa, gracias a que su rival estuvo a punto de no viajar al país. Con un ojo en Núñez y el otro en Chiclayo, donde jugarán Juan Aurich y Tigres, el Millonario sueña con el milagroso pase de ronda.

Enojado e indignado con la situación que atraviesa al mando del plantel, Néstor Clausen dialogó con los medios argentinos y no ocultó su disconformismo con la dirigencia y futbolistas. "Los jugadores se confunden, cuando River les pegue un paseo bárbaro se van a arrepentir. Los jugadores no pensaron bien, todo para presionar a los dirigentes, tengo un quilombo bárbaro", afirmó. Y además agregó. "El fin de semana los jugadores no se podían ni mover".

Las acciones dirigenciales, la falta de compromiso de sus dirigidos y la falta de profesionalismo del club, colmó con la paciencia del exjugador de Independiente y amagó con irse. "Yo renuncié, pero el presidente me convenció de seguir, pero no sé, fue un error de él".

Finalmente, con más dudas que certezas, el conjunto de Bolivia viajó hacia Argentina y jugará el último encuentro de la fase, con escasas posibilidades de conseguir pasar a octavos. "Ahora parece que a las 2 de mañana los jugadores se subirán al micro, pero eso significa que van a llegar sin descanso al partido, en el que contamos todavía con chances matemáticas de clasificar, y así daremos mucha ventaja. La verdad es que no quiero comerme una goleada, pero mis dirigidos se equivocan", advirtió. Y por último, el argentino también le pegó al Millonario. "Que River no se queje de Tigres, si River perdió la clasificación con los peruanos".