Sin dudas que el Mundial de Italia 1990 marcó un antes y después en la historia del fútbol argentino. Cuatro años antes, la Albiceleste obtuvo la gloria por segunda vez al ganar la edición de México 1986, pero la Copa del Mundo en tierra italiana se caracterizó mucho más por lo emotivo.

El equipo de Carlos Bilardo, con la chapa de campeón, comenzaba con el pie izquierdo el certamen, cayendo inesperadamente ante Camerún 1-0. Luego, la Argentina se recuperó venciendo 2-0 a Unión Soviética (cuando se lesionó Nery Pumpido y tomó la posta Sergio Goycochea, figura del Mundial) y terminó empatando 1-1 ante Rumania. Así, la Albiceleste clasificó como mejor tercero y se topó en octavos de final contra Brasil, uno de los grandes candidatos.

El encuentro fue totalmente dominado por la Canarinha. Durante todo el partido dominó a voluntad las acciones, con salvadas heroicas de Goycochea, tiros en los palos y demasiada fortuna a favor del equipo nacional.

Cuando parecía que el por entonces tricampeón mundial iba a llevarse la victoria, a 10´del final llegó la genialidad de Maradona (con el tobillo totalmente inflamado), que se llevó la marca, vio el espacio y le dio una asistencia genial para Claudio Caniggia, que picó al vacío en diagonal y solo, sin marca, eludió a Taffarel e infló la red.

Sobre el final, Muller tuvo el empate en sus pies, pero lo desperdició. La suerte estaba del lado argentino, que se llevó una victoria de las más importantes de su historia, no solo por el rival (un clásico), sino por todo lo que rodeó ese encuentro: la supremacía del adversario, el tobillo de Diego, el famoso bidón de Branco, el golazo del Pájaro.

Argentina luego superó en cuartos a Yugoslavia y en semsi a la Italia anfitriona. La final fue para Alemania, que se tomó revancha de México ´86, por medio de un penal que no fue. Pese a ello, 25 años después, todo el pueblo argentino recuerda esa victoria memorable, que generó el cántico que se entonó con énfasis el Mundial pasado: Brasil, decime qué se siente...

El gol de Cani