Vino la Copa América y con ella el receso en Primera. Voló el certamen internacional y de vuelta al ruedo local. Pero tuvo varios dolores de cabeza Miguel Ángel Russo. No pudieron estar Cubero, Vino la Copa América y con ella el receso. Voló como vino y de vuelta al fútbol criollo. De entrada, Russo tuvo que encajar las piezas, ya que no pudieron estar ni Cuero, ni Pérez Acuña, ni Grillo, ni Amor. En sus lugares jugaron Tripichio, Gianetti, Pérez y Doffo.

El primer tiempo mostró a un Vélez bienintencionado, tocando la pelota con generosidad y buscando- aunque sin mucho éxito- el arco de en frente. Pocas situaciones se pueden enumerar. Un remate de afuera del área que pasó cerca, un cabezazo de Doffo a las manos de García y no mucho más. Estuvo más cerca Tigre que, pese a no haber participado en aquella primera etapa, pudo haberse ido ganando al vestuario. Los locales fueron aguerridos y ganaron todas las divididas. Por momentos se notó esas ganas propias de chicos con ganas de jugar que están dando sus primeros pasos en primera. Bien Doffo no bajando los brazos, Pérez adueñándose de la banda. También hay que mencionar a Cardozo que, aunque viejo conocido, sigue sorprendiendo con su sobriedad para salir desde abajo. Aguerre no estuvo en riesgo durante los primeros 45 minutos pero la seguridad y personalidad empiezan a aflorar de una manera incontenible. Somoza, que era la gran duda cuando vino el parate, fue el primero en recuperar y distribuir.

Pero todos estos elogio, que tampoco le permitieron a Vélez llegar a buen puerto, quedan para esa primera etapa. En el segundo tiempo, hubo una postal que se siguió dando. Tigre no tenía intención por jugar al fútbol. No obstante, era punzante en los últimos metros y puso en jaque a Aguerre. Pantaleone vio la roja tras una infracción a Asad y el equipo de Alfaro quedó al borde del abismo promediando el complemento.

Cuando el tramo final se estaba llegando, los centrales de Vélez quedaron mal parados y Rincón, pese a verse dificultado para pararla, puso el uno a cero. Ningún alma de la fría noche de Liniers se hubiera imaginado lo que terminó sucediendo. El segundo de Gónzalez parecía lapidario. Inmediatamente vino el gol de Caraglio y la lesión de García. Se demoró el jugador en el suelo- que salió en camilla- y eso le dio una vida más a Vélez. González Pires tuvo que ocupar el arco, ya que los visitantes no tenían más cambios. Con ímpetu Vélez lo buscó y lo encontró. De penal, Caraglio, que tuvo un pésimo partido, puso el dos a dos definitivo.

Es un gusto amargo desde el punto de vista de muchos. Tigre hizo dos goles con un jugador menos y desnudó los problemas de Vélez. Se viene Rosario Central, un duro rival que juega bien y es candidato a llevarse los tres puntos el domingo en Rosario.