La historia de River en esta Copa Libertadores fue de película. De menor a mayor, el Millonario fue superando cada obstáculo y hoy por hoy se encuentra festejando el pasaporte a la final de este certamen, que no conseguía desde 1996.

Primeramente, el equipo de Núñez, campeón de América en 1986 y 1996, no clasificaba a esta competición desde el año 2009 (tras ganar el Clausura 2008), y luego llegaron los años más difíciles de su historia, hasta que Ramón Díaz enderezó el rumbo y La Banda volvió a ganar un campeonato, el Final 2014, y por ende volver a la Libertadores.

Foto: Clarín

Con Marcelo Gallardo al frente del equipo, River volvió a sentir el gusto de coronarse internacionalmente el año pasado, luego de una espera larguísima (17 años), con la Copa Sudamericana (campeón invicto, eliminando a Boca) y la Recopa como frutilla del postre. Todo hacía pensar que en la Libertadores sería un firme candidato, pero no fue tan fácil al principio.

En el sorteo, tocó el Grupo 6, con rivales, en la previa, de un calibre inferior pero con localías fuertes y viajes pesados: San José de Oruro (en la altura), Juan Aurich (en el césped sintético de Chiclayo) y Tigres (al norte del continente, en Monterrey).

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El debut, en al altura, fue derrota 2-0 ante San José, en un partido donde River lo tenía controlado peor en los últimos 10´ golpeó el equipo boliviano. El segundo duelo fue en el Monumental, empate 1-1 ante Tigres: Guerrón para la visita, una volea de Carlos Sánchez para empatar. El tercer rival fue Juan Aurich sintético en Perú. Ganaba el Millo con gol de Eder Álvarez Balanta, pero Rengifo empató.

Con solo dos puntos de nueve en juego, River estaba muy complicado y necesitaba ganar para tomar aire. De nuevo tocó Aurich, pero en Núñez, lo que suponía que sería un trámite, pero no fue así: Gabriel Mercado puso en ventaja al local, y luego se fallaron muchísimas chances de gol, pero en el último minuto Delgado empató para los peruanos y complicó seriamente las chances de octavos.

La resurrección riverplatense fue en Monterrey, ante el puntero del grupo, Tigres, en su casa. El equipo mexicano ganaba cómodo 2-0 y eliminaba a River, pero en los últimos cinco minutos una ráfaga de lucidez favoreció a los de Gallardo: descuento de Teo Gutiérrez y luego Rodrigo Mora empataron y le dieron al ilusión al equipo de avanzar, pero dependía de un milagro.

En el encuentro definitorio, ante San José en el Monumental, se dio lo que se esperaba: goleada 3-0 (doblete de Mora y el restante de Teo), pero se aguardaba por lo que sucediera con Tigres, que llevó 16 jugadores suplentes a Chiclayo para jugar ante Juan Aurich, que dependía de sí mismo: fue un encuentro inolvidable, con triunfo mexicano 5-4 que le permitió al Millo avanzar con solo 7 puntos (el peor puntaje de la historia de esta Copa para un octavofinalista, como Once Caldas en la edición 2011).

En octavos tocó Boca Juniors, el Superclásico, que además venía de hacer una primera ronda fantástica (puntaje ideal y 17 goles de diferencia), que además tenía la sangre en el ojo por la eliminación de la Sudamericana, y que había cortado el invicto de River en el torneo local, ganándole 2-0.

La ida fue un partido duro e intenso, que River logró desequilibrar por medio de un penal, cerca del final, que Carlos Sánchez canjeó por gol: 1-0 en Núñez, y viaje a La Bombonera. La revancha duró solo un tempo, donde el Millo fue superior pero que no pudo jugar el segundo tiempo por un ataque con gas pimienta en la manga que afectó a varios jugadores del visitante. La Conmebol suspendió el Superclásico y dio como ganador a River, al concluir la serie (que ganó 1-0).

Luego de superar (de nuevo) al Xeneize, tocó Cruzeiro, que había eliminado a River las cinco veces que se habían cruzado (entre ellas, la final de la Copa Libertadores 1976), el gran karma copero de La Banda. De hecho, en la ida en el Monumental, el conjunto brasileño ganó 1-0 y definía en Belo Horizonte. Pero allí, en el mismo Mineirao, River dio cátedra y una muestra futbolística categórica: goleada 3-0, con goles de Sánchez, Jonatan Maidana y Teo, para clasificar al Millo a una semifinal tras 10 años.

En las semis llegó Guaraní, que aplastó a Corinthians en octavos y superó con autoridad a Racing en los cuartos. Con un equipo aguerrido y Federico Santander como bandera, no resultaba sencilla esta serie.

Luego del receso por la Copa América, se jugaron las semis: en la ida, River abrió el partido en una pelota parada y Mercado, el de los goles importantes, marcó el primer gol. Mora cerraría el 2-0 con una vaselina fantástica.

La revancha, jugada anoche, fue dura con el gol de Fernández, que ponía a Guaraní a un solo gol de los penales, y Sánchez salvó el segundo en la línea. Pero el Muñeco lo ganó desde el banco, con la entrada de Tabaré Viudez, que asistió a Lucas Alario para que defina por arriba (el ex Colón asistió en los dos goles en la ida) y así sentenciar el 1-1 definitivo y la clasificación a la final.

River fue de menor a mayor, hubo suspenso en cada instancia que jugó pero ya está donde tenía pensado. Puede vovler a cruzarse con Tigres, que lo ayudó a pasar a octavos y si gana también permitirá que el Millonario juegue a fin de año el Mundial de Clubes y que defina la Copa en el Monumental, como en 1986 y 1996. El objetivo de la ganar la tercera, a dos partidos de concretarse.

Foto: Conmebol
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