La ilusión, fe y esperanza a flor de piel. Así se encontraban los hinchas de River horas antes del partido, que desde sus televisores alentaban al equipo que se presentaba en Monterrey, allá en el calor mexicano.

Todavía estaba el sol arriba cuando salieron los equipos a la cancha a disputar el primer duelo de la final de la Copa Bridgestone Libertadores, aquella copa que es la obsesión de todos.

En los primeros minutos notamos un partido con el juego bastante compartido, en el medio los equipos se prestaban la pelota y la sacaban a bailar de aquí para allá, sin generar peligro en las redes ajenas.

River se mostró muy tranquilo, a pesar de algunas aproximaciones rivales que la defensa controló de manera fenomenal. Fiel a su estilo, presionó, cortó y achicó líneas. Controló el partido desde la presión, siempre lejos de Barovero, su arquero.

Aún teniendo algunos tiros libres o situaciones de gol, River no estuvo fino en los últimos metros, al igual que Tigres, que parecía no tener la iniciativa. Tal vez, no esté acostumbrado a que lo ataquen y esta actitud de dominio del Millonario hace que se entorpezca y le pese su propia cancha.

El primer cuarto de hora pasó y el arquero millonario aún no la ha tocado. Situación que dos minutos más tarde iba a cambiar, cuando un cabezazo deja perplejo a Marcelo Barovero, quien suspira aliviado cuando el travesaño juega a su favor y despeja lo que podría haber sido gol de los mexicanos. En ese momento, los felinos comienzan a asechar el arco de River, que parece achicarse ante las muy buenas actuaciones de su defensa y portero, quien respondió correctamente siempre que fue requerido. 

Sin embargo, con el correr de los minutos es Tigres quien parece nervioso. Es River que lo pone así. No logra conectar sus líneas.

El primer tiempo termina con una tarjeta amarilla para Mercado, quien se pierde la vuelta, y con dos estrellas lesionadas: Tabaré Viudez y Rodrigo Mora.

Con el comienzo del segundo tiempo, hay dos caras nuevas: Pity Martínez y Nicolás Bertolo, quienes a lo largo del complemento se asocian y le permiten al Millonario un mejor manejo del juego y distribución de pelota.

River ataca. Tigres ataca. Ambos, sin efectividad. No se lastiman, sólo se molestan. A diferencia del primer tiempo, el Millonario se tira un poco más atrás, lo que permite que el juego se realice tres cuartos de cancha para adelante.

Llegando a la media hora de juego, el árbitro expulsa al director técnico de River, quien se va enojado pero pasivo al túnel, a sufrirlo desde afuera.

Un lesionado más para el Muñeco: Ponzio, con una molestia, se retira a cambio de Luis González.

Ya finalizando el deslúcido encuentro, Tigres se pierde la situación más clara de gol, Jurgen Damm no se tuvo confianza para tirarla sobre Barovero y la oportunidad de anotar se esfumó en segundos.

Pitazo del árbitro y nada más para decir. Un partido pasivo, inteligente por parte de River, deslucido por parte de Tigres; pero que, a fin de cuentas, deja todo igual que antes. Ambos equipos tienen chances de convertirse en el mejor de América y ninguno de los dos quiere perderse la oportunidad de alzar el galardón.

Ahora, sólo queda tachar los días para que sea miércoles 5 de agosto a las 22 horas y empiece a aparecer el próximo campeón de la Copa Libertadores de América. ¿Será argentino?

VAVEL Logo
Sobre el autor