Primera vez en cuartos de final para ambos. Primer partido de cuartos de esta edición 2015 que se abría con un partido más que interesante: Lanús-Vélez, ambos sin chances en el torneo doméstico y con la Copa Argentina como una de las prioridades.

Las condiciones del día y el campo de juego perjudicaron el nivel de un partido que tenía para más. Agua por las bandas de la cancha de Arsenal de Sarandí por doquier, donde la pelota se frenaba, los jugadores se resbalaban, cometían errores y daban malos pases. Lógicamente fue un condimento para ambos lados, que tuvieron que ir adaptándose a medida que avanzaba el reloj.

Tanto llovió que deslució el juego. Partido trabado y con pierna fuerte, para intentar sacar provecho en un césped tan mojado. Ambos trataban de meter y meter, pero no llegaban. Apenas a los 25 hubo la primera chance del encuentro, cuando Delgadillo quedó mano a mano ante Monetti, que reaccionó rápido y despejó bien lejos. Sin problemas para Lanús, que volvía a ponerse en alarma cinco minutos más tarde, con un remate de tres dedos de Lucas Romero, aunque se desvió demasiado.

Sin embargo, pese a que Vélez domine en la mitad del primer tiempo, llegaría el batacazo en el área rival; en una contra, la combinación González-Martínez terminó con una especie de pared tras un pase exquisito de Román para dejar en soledad al goleador González, que definió ante la salida de Aguerre y se ponía en ventaja a 15 del final.

El gol del Granate parece que revivió a los dirigidos por Barros Schelotto. Empezó a presionar y atacar más, principalmente por la banda izquierda de Lautaro Acosta, pero sin ocasionarle daño al Fortín, para retirarse al vestuario ganándole por la mínima y con un segundo tiempo que podría ser para cualquiera.

De hecho, como terminaron los primeros 45, empezaron los segundos; con el Laucha encarando por toda máquina en los primeros minutos por la izquierda, llegando hasta el fondo y tirando un pase atrás para dejar muy solo otra vez a González. Era el 2-0, el pase a las semifinales, pero el delantero, por asegurarla, la reventó y se le fue alto. Lanús comenzaba el segundo tiempo mucho mejor que Vélez, que apenas llegaba con chances débiles de Nanni o Caraglio.

Otra vez a mitad de tiempo, el partido comenzaba a revivir. Después de tantas patadas y trabas por el agua que seguía sin cesar, el Granate tenía dos oportunidades neta de gol. Primero, fue Junior Benítez que quedó mano a mano tras habilitación de Acosta y la tiró larga ante la salida del arquero, y segundo, Ayala, con un remate fortísimo de afuera del área que rozó el palo izquierdo de Aguerre, similar a una que tuvo a principio del segundo tiempo.

Los minutos transcurrían y Lanús veía cómo se dejaban pasar las chances de liquidar el partido. Román Martínez le puso una pelota a los pies del Laucha que no pudo conectar en el corazón del área, seguido de un disparo a quemarropa de Junior Benítez que también desperdició a diez minutos del final.

Y entra tantas chances erradas, lo pagó caro. Luego de un remate dentro del área de Doffo que despejó Monetti, llegaría la polémica: a los 43, Beligoy cobra un dudoso penal a Cubero que Caraglio transforma en gol con la jerarquía necesaria para ponerla en el ángulo superior derecho. Vélez empataba el marcador por 1-1 e iban a los penales. Y encima, sin los Barros Schelotto, ambos expulsados en los últimos minutos por protestar.

Era la hora de decidir. Tenía que haber un ganador. O Lanús, que dejó pasar chances para liquidar la serie, o Vélez, que aprovechó la única que tuvo pese a la polémica. Y desde los doce pasos, se hizo justicia: ganó quien jugó mejor en los 90; con un Monetti que acertó todos los palos, también pudo sacar dos: Delgadillo y Cubero, para dejar a Gustavo Gómez con la responsabilidad de meter para pasar a semifinales. No falló. Apuntó, disparó y metió.

Lanús pasó a las semifinales de la Copa Argentina por primera vez, luego de un partido particular que puedo ser para los dos. Ahora, deberá esperar al rival, que saldrá de Boca-Defensa y Justicia. Mientras, a pensar en el clásico del domingo.