Se dice que un equipo funciona de manera correcta cuando hay equilibrio entre la defensa y el ataque. Pero también funciona aún mejor cuando hay un jugador que provoca ese equilibrio, este es el caso de Diego Rodríguez.

El ex Godoy Cruz se caracteriza por ser un jugador atento a su marca, además de recuperar el balón rápidamente para poder brindárselo a sus compañeros y tener buena pegada de media distancia.

En el primer tramo del torneo, de la mano de Jorge Almirón, el uruguayo fue titular indiscutible hasta la fractura de tibia que sufrió en el partido frente a San Lorenzo en abril de este año.

Esa maldita lesión lo dejó sin poder jugar hasta la 29° fecha cuando Independiente perdió por la mínima diferencia con Aldosivi.  Por ende, el objetivo de él será poder adquirir rodaje para llegar de la mejor manera a la pretemporada del año que viene.

Por lo tanto, el nacido en Montevideo disputó sólo 10 partidos, un tercio de los 30 que hay en este torneo, en las que anotó sólo un gol: nada más ni nada menos que ante su ex club, Godoy Cruz.  

Además, recibió 5 amarillas y ninguna expulsión, por lo que no se caracteriza por ser un jugador que vaya al roce permanente pero cuando hay que hacerlo, lo realiza.

En síntesis, el ex Godoy Cruz fue un hombre clave en el primer semestre hasta su lesión, dándole un equilibrio al equipo de Avellaneda que hacía tiempo no tenía. No sólo es la estabilidad lo que lo caracteriza, sino que cuando su equipo ataca, se suma al circuito de juego para poder tener la posesión y así generar peligro.

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