Es de público conocimiento para todos los riverplatenses el gran segundo semestre que Piscu tuvo en el 2014, donde con esfuerzo y fútbol se fue ganando el afecto de los amantes del Paladar Negro, esos que se llenaron los ojos de fútbol en el arranque del ciclo Gallardo. Su pegada, su buen pie, y sobre todo el gol a Boca en la semifinal de la Copa Sudamericana pusieron a Pisculichi en el pedestal del hincha en el cierre del año y lo pusieron como fundamental para el 2015 que llegaría lleno de competiciones.

Un 2015 que arrancó con muchos altibajos para el volante que supo transitar por el fútbol de Qatar, y que volvió al fútbol argentino en busca de la gloria. El rendimiento de Piscu en el arranque de este año no fue el mejor, y con la llegada del Pity Martínez, perdió un poco de terreno entre los 11 titulares. Además no logró convencer desde el juego en los pocos minutos en los que ingresaba desde el banco de los suplentes.

Sufrió una lesión que lo apartó de las canchas durante un tiempo, en la levantada de River en la Copa Libertadores, y recién apareció en la final en donde de nuevo hizo notar su mágica zurda en ese tiro de esquina en donde Ramiro Funes Mori sellara el 3 a 0 definitivo con el que River levantará la copa más deseada por todos.

Este último partido ante Tigres, abrió una luz de esperanza en todos los hinchas y sobre todo en Gallardo de que el nivel de Pisculichi volvería a ser el mismo que el del año pasado de a poco. Con confianza y continuidad todo se daría de la mejor manera. Si bien el juego colectivo de River después ganar la Libertadores la Suruga Bank en Japón no fue el mismo, el nivel de Piscu se notó que iba mejorando de a poco.

El torneo local pasó a un segundo plano, aunque no para Gallardo quien utilizó al torneo doméstico para pulir detalles del equipo con el que intentará defender la Copa Sudamericana lograda en el 2014 y sobre todo para el Mundial de Clubes que se jugará en Japón. En estos partidos el juego del ex Argentinos fue mejorando y sobre todo volvió a contar con su mejor arma letal, la más temida por todos los defensores y arqueros a los que les toca enfrentar: la pelota parada.

Las pelotas paradas manejadas por Leonardo Pisculichi son un sinónimo de peligro para todos ya que volvió a tener esa precisión que lo caracterizó en toda su carrera y sobre todo por lo que todos los hinchas de River lo adoran. Está a la vista, el gol que hizo frente a Chapecoense en el Monumental, con un disparo de más de 30 metros, al ángulo, por ahora su único gol de este 2015 (en los cuartos de la Sudamericana).

Un jugador que si vuelve a encontrar su mejor nivel futbolístico será fundamental para este River que buscará lograr la hazaña de ganar el Mundial de Clubes en Japón, y con la posibilidad de enfrentar al Barcelona de Messi, Neymar y Suárez. Un jugador que con un buen funcionamiento colectivo es imprescindible, y es algo que Gallardo lo sabe. Con la compañía de jugadores como Kranevitter, Lucho González y Carlos Sánchez entre otros, se puede llegar a formar una importante sociedad de cara al torneo en tierras asiáticas. Una sociedad que habrá que disfrutar hasta diciembre, ya que muchos se irán pero que ojalá que el número 15 siga por mucho tiempo con la Banda que le cruza el corazón.