Una incorporación que costó traer. Tras varios tira y afloje por parte de las dirigencias de La Banda y el Tripero, el acuerdo se llevó a cabo y Nacho se sumó a la pretemporada en Punta del Este.

Buenas actuaciones en los entrenamientos, siendo un jugador disciplinado y funcional para el esquema de Gallardo se ganó un lugar en el once titular en el primer Superclásico del año.

El partido ante el clásico de toda la vida, tuvo alicientes de juego brusco y falta de creatividad, tanto individual como colectiva. Jugadores de Boca nerviosos, sorprendentemente los referentes del Xeneize no estuvieron a la altura. El Millo aprovechó la situación con un gran partido de Pisculichi y Nacho Fernández que se colocaron como los volantes ofensivos del Más Grande con participaciones constantes y lucidez a la hora de entregar el balón.

El ex Gimnasia de La Plata se mostró constantemente a sus nuevos compañeros, entregó la pelota a dos toques, máximo, y así cumplió con las exigencias de Napoleón. La simpleza a la hora de jugar al fútbol, hizo recordar a propios y extraños a los mejores momentos del Chino Rojas con la camiseta riverplatense.

Marcelo Gallardo, que buscó con incorporaciones como Bertolo, Martínez, Viudez, Lucho González suplantar al volante zurdo de elegancia constante y no estuvieron a la altura en los seis meses que se ausentó Rojas.

Sin embargo, apareció ésta noche Nacho Fernández que con un solo partido demostró estar a la altura del nivel del ex River y así suplantarlo a la perfección. Pese a no ser su posición predilecta, es enganche o volante por derecha, proclamó la bandera del Millo por el sector izquierdo del campo de juego, como hace rato no se veía.

La ilusión que generó principalmente los niveles individuales de Balanta, Pisculichi y Fernández hacen que haya esperanzas tras el flojo juego colectivo que mostró el conjunto del Muñeco. River deberá mejorar, es la pura verdad, pero el primer Superclásico del año tiene colores rojos y blancos por doquier.