Es cierto que recién se ha disputado un tercio del campeonato. También es cierto que el formato es diferente. Las 15 fechas de esta estructura achican cada vez más el margen de error de cada uno de los combinados exigiendo respuestas a corto plazo.

Después de tropezar en la primera fecha, el triunfo contra River en casa ilusionó a más de uno y se creyó en una remontada con ADN Pirata. Si bien la entrega y el sacrificio no faltan, está demás decir que no es lo suficiente para hacer un buen papel en el fútbol grande de nuestro país.

De los 15 puntos disputados, Belgrano apenas cosechó 4 y la reciente derrota contra Patronato en Paraná parece dilapidar todo tipo de esperanza en la lucha por un campeonato.

Los altibajos individuales y colectivos son una realidad efectiva y el último cotejo no fue la excepción a la regla. El correcto comienzo dibujó gestos de aprobación en su entrenador y para darle más gusto, Etevenaux clavó una linda pincelada de pelota parada cuando apenas se jugaban un puñados de minutos.

Pero el barco empezó a lucir fisuras cuando arrancó la segunda mitad del encuentro y al quinto minuto de juego una mala salida de Olave, acompañada de la complicidad de Velázquez los Paranaenses empardaron el partido con Matias Quiroga disfrazado de villano. El partido sigue su natural transcurrir y a los 18 minutos el mismísimo Matias Quieroga le baja la persiana al partido tras entrar en soledad por el segundo poste y el barco se hunde.

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