Lo que era un secreto a voces, terminó de confirmarse en una nueva jornada del fútbol francés: el PSG convirtió en el campeón por cuarto año consecutivo.

La llegada de Nasser Al-Khelaifi al mando del club parisino cambió la historia de la competencia: antes de su arribo, los capitalinos tenían dos títulos de liga; pero sólo en los últimos cuatro años triplicó esa cantidad. El empresario invirtió sumas impresionantes en un club que estaba de capa caída y ahora el qatarí puede presumir: es el presidente de la mejor institución francesa.

En la previa, el partido de ayer era un trámite. En el transcurso del encuentro, se demostró. El puntero visitaba al colista, prácticamente sentenciado al descenso. 

A los 17 del primer tiempo, Pastore se encargó de marcar el 2 a 0 y aniquilar cualquier intento de reacción del Troyes. El cordobés jugó un gran partido, y tuvo en su golazo a su gran premio.

El gran mérito del equipo de Laurent Blanc fue no perder la intensidad. Los goles fueron llegando casi por inercia. Sobre todo en la segunda etapa, ya que los parisinos se fueron al descanso con una ventaja de sólo tres goles.

En el complemento apareció Zlatan Ibrahimovic en todo su esplendor y cerró un póker de goles. Además, se convirtió en el jugador en convertir más de 100 goles en el fútbol francés con menos partidos jugados. Superó a un viejo conocido de los argentinos: Carlos Bianchi.

Edinson Cavani con un doblete, Rabiot y Saunier también pusieron su sello en el histórico marcador: como si los récords conseguidos fueran pocos, la victoria ante Troyes fue la máxima goleada del fútbol francés conseguida por un equipo en condición de visitante.

Javier Pastore y Ángel Di María festejaron en el vestuario de un nuevo título en el club. El décimo del cordobés en la institución, pero el primero para el rosarino. A la distancia, también celebró otro argentino que fue clave para la obtención de la Ligue 1: Ezequiel Lavezzi, quien en Febrero partió hacia China.