En el sur de la ciudad la fiesta había empezado mucho tiempo antes de que comience el encuentro. Algunos dicen que esos “pequeños detalles" son propios del fútbol. pero los viejos sabios cuentan que en el mundo futbolero festejar antes no sirve, porque los resultados se ven en los 90 minutos de juego.

¿Subestimar al equipo rival porque a vos te va mejor y a ellos no? Eso tampoco. Los clásicos son partidos apartes y no importa cuál sea la actualidad de cada uno. Unión hizo bien las cosas y aprovechó cada error que cometió Colón por culpa del nerviosismo y ansiedad. 

La hinchada local perdió la paciencia y como de costumbre empezaron los incidentes en la tribuna. Pero... ¿Realmente son hinchas de Colón o son mercenarios que se hacen llamar así? Piedras, silbidos y más piedras para los jugadores y árbitros. El hincha verdadero alienta hasta el final sin importar el resultado y sin provocar incidentes que perjudiquen al club de sus amores.

A Unión no le importó y continuó como si nada haciendo el partido del torneo. Jugó como en ningún otro encuentro de los que hemos visto anteriormente: con huevo y corazón. 

Festejar se festeja después de disputado el encuentro. Y así fue, allá en la avenida los hinchas Tatengues comenzaron con la fiesta frente a la sede social del Club Atlético Unión de Santa Fe, con banderas rojiblancas, cánticos, camisetas y bombos. 

El infaltable agradecimiento de los hinchas y jugadores, en especial del futbolista Emanuel Brítez para con su amigo Diego Barissone “ayer había ido a hablar un rato con él, le dejé unas flores, le dije que necesitaba fuerzas”

Garra humildad y corazón. Los clásicos son así, los clásicos no se pierden: SE GANAN; en Santa Fe la ciudad se tiñó de felicidad roja y blanca, mientras que en el sur estaban de luto.

¡Felicidades Unión!