El zaguero central de Temperley, Gastón Bojanich, dialogó con VAVEL Temperley en una interesante entrevista en la que no se dejó un tema sin repasar. De inferiores en Argentinos Juniors, All Boys y parte en Lamadrid -institución en la que debutó en el 2004-, jugó un tiempo en el club que lo llevó a iniciarse en el fútbol profesional y tuvo otro paso importante por Barracas Central. Hasta el momento en que en el 2014 llegó a Temperley y comenzó su consolidación en el primer equipo del Gasolero. 

Ya son 57 los encuentros que acumula con la camiseta del conjunto de Turdera desde su llegada al club en la segunda división del fútbol argentino, de allí fue elevando su rendimiento y hasta supo acomodarse a la posición de lateral por izquierda. Hoy es una de las voces de mando en la defensa dirigida técnicamente por Iván Delfino.

- ¿Cómo fue llegar a Temperley? ¿Cómo comparás ese momento con lo que vivís hoy?

- Cuando llegué al club lo tomé como un desafío grande porque llegué a jugar en la B Nacional, que no había jugado nunca y era una experiencia nueva para mí, así que lo tomé como algo muy serio y muy lindo. Fue un salto de categoría, que hace mucho lo quería y Temperley me dio la oportunidad. Con elcorrer del tiempo fui conociendo lo que es el club, el plantel, la gente y me fui sintiendo muy cómodo. Además, tuve la suerte de jugar y que se den resultados positivos. Hoy también me encuentro viviendo un sueño que tenía de chico.

- Ascenso, permanencia en Primera y tu consolidación en el equipo, ¿creés que llegaste al punto más alto de tu carrera?

- Puede ser. El semestre que tuve acá en la B Nacional fue uno de los mejores que tuve y también ahora que estoy teniendo un nivel regular. Volví a mi posición natural de central. El año pasado jugué un poco de 3 que creo que pude cumplir pero igualmente es un puesto que me cuesta, ahora volviendo a la zaga me siento más cómodo y ahí puedo rendirle más al equipo.

- Te tuviste que acomodar de lateral izquierdo para poder jugar…

Claro, en ese momento era de 3 o nada. Yo quería jugar, entonces lo tomé como una nueva responsabilidad y un nuevo desafío. Siento que cumplí pero de central estoy mucho más cómodo. Lo estoy haciendo dentro de todo bien, con algunos errores como le pasa a cualquiera pero creo que todavía puedo dar más.

- ¿Cómo se vive el día a día con la presión del fondo de la tabla de los promedios?

Es complicado. Nosotros sabemos que estamos acá para pelear el descenso, si bien el plantel se jerarquizó con respecto al año pasado, el objetivo es mantener la categoría y no es fácil, no es para cualquiera. Hay que estar preparado, estar muy fuerte de la cabeza. A veces te toca atravesar rachas negativas en las que tenés que ser fuerte, ahí es dónde se ve la unidad del grupo, para afrontar lo que venga. Esto es así, un partido te cambia todo, el fin de semana ganamos  y en la semana se trabaja más tranquilo, con otra confianza, por eso los resultados son los que mandan.

- Coincidís entonces en que la única solución es ganar, ganar y ganar…

- Es así. Además por cómo es el hincha que es muy pasional y, tal vez, no analiza mucho los partidos. Quiere que ganes como sea pero que ganes. Nosotros también somos los primeros que queremos ganar pero hay veces que no se puede, por eso el hincha también tiene que entender que somos Temperley, que nos cuesta todo el doble, que hace dos años jugábamos contra Flandria y ahora estamos jugando contra equipos grandes. Es un cambio muy grande y demostramos que estamos a la altura. Va a ser difícil y la vamos a tener que pelear hasta el final del torneo

- ¿Cómo surgió la idea de estudiar kinesiología?

- De chico siempre me gustó lo que es el cuerpo humano: los huesos, los músculos, todo eso. Así que busqué una carrera que esté ligada dentro de todo al deporte y me decidí por la kinesiología. También un poco por las lesiones que pasé en mi carrera, que con ellas aprendí sobre rehabilitación y me interesó estudiar por ese lado. Una carrera de 5 años que hay que meterle mucho sacrificio y voluntad pero que con el tiempo dio sus frutos y pude recibirme.

- Entonces te da cierto beneficio a la hora de jugar…

- Sí. Para prevenir lesiones, los cuidados que tiene que tener un jugador y otras cosas más. Que me sirve tanto a mí como para darle consejos a mis compañeros que a veces te consultan. Y también es algo aparte del fútbol que sirve para abrir la cabeza y descolgarte de toda la locura con la que se vive acá.

- También a futuro para dedicarte a eso, ¿no?

- La idea es el día de mañana, una vez que me retire, dedicarme de lleno a la kinesiología y si es un club de fútbol mucho mejor. Hoy estoy yendo a un consultorio en Devoto, más que nada cuando puedo y me dan los horarios. Principalmente para no perder ritmo e ir tomando experiencia para no arrancar de cero el día que me dedique.

- ¿Comparás a ambas profesiones?

- No, hoy para mí el fútbol es el 90% de mi vida. Es todo. Principalmente porque es lo que me da de comer y, la kinesiología no. Aparte, estoy jugando en la primera división que es lo que siempre quise. Siempre la luché en el ascenso para llegar a donde estoy y el foco lo tengo metido en el fútbol. La carrera de futbolista es corta y los años que me queden quiero aprovecharlos al máximo. Cuando llegue el turno de la kinesiología, me enfocaré de lleno en eso.

- Volviendo al fútbol, ¿cómo ves el ánimo del grupo para estas “finales” que les quedan?

- Bien. Después de la racha negativa, la victoria contra Quilmes nos vino bárbaro en lo anímico y en la confianza. Siempre cuando ganás, se trabaja distinto. Hay otro ambiente en la semana que te permite trabajar con más tranquilidad, pero bueno nosotros el año pasado ya pasamos por esta situación y el grupo ya sabe lo que significa pelear el descenso. Somos conscientes y sabemos que la única manera de salvarnos es estando juntos tirando todos para el mismo lado.

- En comparación con Rezza, ¿se pudieron acomodar rápido a la idea de Delfino?

- Son polos opuestos. Cada uno tiene su manera de ver el fútbol, no se puede decir si uno está bien o uno está mal, porque ambos tuvieron éxitos con sus dos métodos. Siempre que viene un técnico nuevo hace falta un tiempo de adaptación pero con el correr de los partidos nos fuimos adaptando e intentamos plasmar la idea de él dentro de la cancha. Hay partidos que no sale y otros que sí. En el partido contra Tigre escuché gritar “Ole, ole” a la gente y desde que llegué al club es la primera vez que lo escucho. La idea es esa. El problema está en que el rival también juega y más en la Primera con los equipos de jerarquía que hay. Nosotros vamos partido a partido y, ahora, queremos aprovechar la victoria frente a Quilmes para seguir por el mismo camino y repetirlo el partido que viene.

- Con el último resultado, ¿llegan confiados para el próximo partido?

- Va a ser un partido totalmente distinto al que jugamos acá. Ellos van a jugar con su gente y van a querer ganar porque no vienen bien, igual que nosotros. Trataremos de hacer nuestro trabajo, lo que sabemos hacer, que es correr y meter todo el tiempo. Buscaremos estar bien ordenados atrás para que no nos conviertan y cuando tengamos una oportunidad de gol tratar de aprovecharla porque esa va a ser la clave.

- Otra de las cosas es que se le está abriendo el arco últimamente…

- La falta de gol fue una falencia que vivimos mucho el torneo pasado y era una deuda pendiente. Por ahora lo venimos haciendo bien, en algunos partidos hemos hecho más de un gol, cosa que el año pasado no pasaba. Siempre es bueno que los delanteros hagan goles porque sirve para la confianza de ellos y por ende para el equipo que va a estar mejor.

- Para finalizar, ¿cómo te sentís en el club?

- Tengo contrato por 18 meses más y estoy cómodo. Conocí muy buena gente en este club, no sólo en la parte de la dirigencia sino también en lo social. Cuando uno camina se da cuenta que todo el tiempo hay gente buena, con la familia. Temperley es una familia grande. Siempre me han tratado muy bien y me siento muy conforme con toda la gente. Espero que el tiempo que me quede acá, se siga consiguiendo cosas importantes. Quedarnos en Primera a lo Temperley, es inevitable no llegar al final sufriendo