¿Queridos por sus hinchas? Más que eso. Sand y Ábila se ganaron el amor de las parcialidades granates y quemeras, respectivamente.

¿Gordos? No, pero sí muy corpulentos y fibrosos. Característica vital para el juego de los dos goleadores. El mayor déficit que comparten es lo seguido que caen en offside, aunque en ese aspecto Wanchope roba: los números del Pepe ni se le acercan a la cantidad de veces que el 9 quemero queda inhabilitado.

A lo largo del campeonato, pelearon cabeza a cabeza por quedarse con el premio al goleador del torneo. La sequía de Ábila (9 goles) en los últimos partidos sumada a la eficacia inagotable de Sand (14 tantos) con la camiseta granate hicieron posible que el 9 de Lanús se adjudique ese título. Sin embargo, el correntino prefiere ganar el premio más importante: salir campeón.

El fixture los cruza en la última función del campeonato. Los locales están enfocados en la final del torneo, mientras que en Huracán quieren obtener los tres puntos para arrancar mejor posicionados con el promedio en la próxima temporada. 

Además el encuentro marcará, casi indefectiblemente, la despedida de Wanchope con la camiseta del Globo. Sand encontró su lugar en el mundo y salió campeón con el Grana; volvió y demostró que sigue vigente. ¿Sucederá lo mismo con Ábila?

José Sand

Inferiores en River Plate, aunque debutó en Colón de Santa Fé. Luego, registró pasos por Independiente Rivadavia de Mendoza, Vitória (Brasil), Defensores de Belgrano, River, Banfield y nuevamente Colón. Tras su segunda estadía en el Sabalero, apareció el club que le cambió la carrera: Lanús. Tras dos gloriosos años, partió al fútbol de Emiratos Árabes. El Al Ain pagó casi siete millones de euros para hacerse con los servicios del goleador.

Después de eso, su carrera fue en cayendo: Deportivo La Coruña, Tijuana, Racing, Tigre, Argentinos, Boca Unidos y Aldosivi, donde resurgió como el Ave Fénix y eso le abrió el regreso a su tierra preferida: el sur del Gran Buenos Aires.

El presente lo encuentra en Lanús, siendo nuevamente el goleador del torneo. Con 199 goles en 482 partidos, el correntino está en los libros de los goleadores argentinos; sobre todo por su ciclotímica carrera.

Ramón Ábila

El cordobés se inició en Instituto. Luego, pasó a Sarmiento de Junín donde logró el ascenso a la B Nacional. El Kiwi no pudo pagar su ficha y fue nuevamente cedido, esta vez a Deportivo Morón. En el Gallo no rindió como se esperaba y retornó a La Gloria. 

Un buen paso por Alta Córdoba bajo el mando de Kudelka le posibilitaron la transferencia al fútbol grande: cuando el mismo entrenador llegó a Huracán, lo pidió como refuerzo. El Globo compró la ficha de Wanchope y a partir de allí, el nueve no paró de convertir. 

Fue campeón de la Copa y Supercopa Argentina, además del ascenso a Primera División. Además, se quedó con el premio al goleador de la Copa Sudamericana 2015. Su primer ciclo en Huracán parece haber llegado a su fin: se habla de una posible venta por más de seis millones de dólares. ¿Quedará algo más de Ábila en el Globo?