En los últimos cinco años, Tigre nunca pudo encontrar regularidad. Ya sea peleando un torneo hasta el final (como en 2012, con el Clausura y la Copa Sudamericana) o merodeando la mitad de tabla, ningún entrenador de 2011 a la fecha se pudo asentar. Pasaron por el banco matador Rodolfo Arruabarrena, Néstor Gorosito, Fabián Alegre y Gustavo Alfaro hasta 2016, sumando sólo decepciones.

La dirigencia, a cargo de Rodrigo Molinos, confió en Mauro Camoranesi para llevar a Tigre a lo más alto. El italo-argentino, campeón del mundo en 2006, había tenido un paso fugaz en el ascenso mexicano, dirigiendo a Coras de Tepic. Arrancó la pretemporada con decisiones polémicas, como excluir a dos históricos: Diego Castaño (quien regresaba al Club de sus amores) y Mariano Echeverría, además de dos jugadores que eran titulares con Alfaro, como Horacio Orzán y Jorge Rodríguez. Asimismo, llegaron varios futbolistas que no llegaron a rendir, como el defensor Alejandro Rébola.

Único acierto de Camora: darle la titularidad a Janson.

Los resultados no acompañaron a Camora. En siete partidos, un partido ganado, dos empatados y cuatro perdidos (el oasis fue la goleada 5-0 a Atlético Tucumán). Cinco puntos de 21 en juego. Un equipo que sufría varias bajas fecha a fecha (por lesiones y suspensiones, latentes en todo 2016), pero sin identidad y careciendo de fortaleza defensiva y ofensiva. Sin respuestas de su plantel y sin mucho más para pensar, la CD decidió cortar su vínculo, y asumió Pedro Troglio (quien había sido despedido de Gimnasia de La Plata), tras un cortísimo interinato de Fabián Castro (que  dirigió en el 3-3 - Newell´s, por la fecha 8).

Troglio cambió el chip de inmediato, sobre la marcha. Adoptó, con la necesidad urgente de sumar de a tres lo antes posible, la táctica 4-3-3, con el regreso de Japo Rodríguez (que sólo jugó con Camoranesi en su último partido, ante Huracán, y de hecho anotó un gol), el conductor y ejecutor de pelotas paradas que el equipo necesitaba. En el empate 3-3 ante Racing en el Cilindro de Avellaneda, el debut de Peter, se vio la mano del DT: ir a atacar en cualquier cancha, con vocación ofensiva, con explosión y velocidad en un escenario muy difícil.

Troglio acertó en confiar en Japo.

El triunfo que marcó la levantada fue ante Boca, en el Coliseo, con una actuación sólida y convincente, por 2-0. Volviendo al primer plano el Pulpo Castaño y Orzán, y relegando a quienes llegaron con Camora, entre ellos Ezequiel Cirigliano (que rescindió contrato) y Lucas Pittinari

Hubo momentos de turbulencia, como la derrota por 1-0 contra Unión y ante Lanús, pero fueron en una cancha difícil como la del Tatengue, y ante el Granate, uno de los finalistas del torneo; y ambas inmerecidas. Sin embargo, en números, la campaña con Troglio fue muy buena: en ocho partidos, cuatro victorias, dos empates y dos derrotas, con 10 goles a favor y cinco en contra. 58,3% de efectividad. 14 puntos de 24 en disputa. Y su equipo sólo recibió dos tantos en los últimos siete cotejos, mejorando un ítem que con Camoranesi falló, como era la defensa.

Hubo un evidente crecimiento, terminando el campeonato con dos victorias seguidas (incluyendo la victoria a Sarmiento en Junín, que puso fin a 13 partidos sin ganar fuera de casa), aunque con la decepción de la derrota final por penales ante Douglas Haig (equipo que venía de capa caída en la B Nacional) en la Copa Argentina. No obstante, de la mano de Troglio, Tigre puede llegar lejos.