“Fue mi último partido, voy a seguir mi carrera en Arabia Saudita y quería despedirme jugando. Tuve la suerte de convertir, quiero agradecer a la gente de Lanús que confió en mí, es hermosa. Ojalá sea un hasta luego”, fueron las palabras de Víctor Ayala una vez finalizado el partido frente a San Martín de Formosa que le daba al Granate el pase a la siguiente fase de la Copa Argentina.

El paraguayo llego a Lanús en el 2012 como el primer refuerzo en la era Guillermo Barros Schelotto, debutó ante Colón con derrota y partidos más tarde demostró frente a Vélez que su pegada iba a dar mucho que hablar en el fútbol local. Con el paso de los partidos, Ayala fue convirtiéndose en un jugador importante en el equipo por su media distancia y balón detenido.

Ayala obtuvo convirtió en total 25 goles y logró dos campeonatos con la camiseta Granate

En el 2013 llegó a su mejor nivel con la camiseta de Lanús. El volante era pieza clave de Guillermo Barros Schelotto y fue para el equipo en la obtención de la Copa Sudamericana 2013. Sin ir más lejos, Ayala fue quien abrió el marcador en la final de vuelta ante Ponte Preta que más tarde iba a sumar una estrella en el escudo Granate.

Pero eso no es todo, el jugador se metió en el corazón de los hinchas por diferentes actitudes realizadas fuera del campo de juego. Sin ir más lejos, se tatuó la Copa Sudamericana en la pierna y días más tarde salió a la cancha con un corte de pelo exótico de tres estrellas haciendo referencia a la cantidad que tenía en aquel entonces el Granate.

Con la salida de Ayala, Lanús libera el cupo de extranjero que necesitaba por el regreso de Alejando Silva.

Con el paso de los partidos, el volante fue perdiendo nivel y hasta el terreno en el once titular, encima el cambio de entrenador más llegadas de refuerzos provocó que Ayala no forme parte del once que habitualmente iniciaba el partido. Pero su nombre se iba a volver a escuchar bien fuerte en el último clásico del sur. El Granate sufría de local con un jugador menos, Banfield parecía que con el empate se confomaba y de pronto, un bombazo de media distancia del paraguayo se metía en el ángulo de Hilario Navarro para abrir un partido que estaba complicado.

De esta manera, fue cuando el hincha de Lanús se empezó a dar cuenta que Viíctor Ayala era el nombre para abrir partidos difíciles, complicados o bien el de los goles importantes. De esta manera, se despidió de Lanús con un tiro libre que destrababa un partido que se le estaba complicando al Granate y cumpliendo con su penal en la tanda decisiva. De esta manera, Lanús despide del fútbol argentino al hombre con la mejor pegada actualmente.