Sebastián Méndez desembarcó en el Expreso el pasado 2 de diciembre de 2015. Con 37 años llegaba así a su sexto club como entrenador (tercera vez en la máxima categoría del fútbol nacional) y traería una revolución, no solo en el club, sino que también en la hinchada y hasta en la provincia. Así, una vez más el club presidido por Mansur traía un técnico joven con poca experiencia en el rodaje de la Primera División, pero que podría dar resultados como tantas otras veces.

De vasta trayectoria en equipos de primer nivel, el ex jugador e ídolo de San Lorenzo recaló en la provincia pregonando un estilo de juego que filosofaba un nivel aguerrido y ofensivo. 
Y así fue, en las antípodas de su nivel de juego como marcador siendo de pie fuerte y de juego brusco, el Gallego se esmeró por dar vida a su idea de un equipo que jugara con el arco rival entre ceja y ceja. Con los once jugadores manteniendo el protagonismo en todas las líneas, Godoy Cruz fue creciendo en su ofensiva desde la fecha uno.

“Yo tengo  convicciones claras y las mantengo en todo sentido. No resigno nada. Trabajo para tener un equipo que juegue bien al fútbol. Es la única manera que interpreto para conseguir objetivos”, marcó el Pelado a un medio gráfico el día en que piso Mendoza y así lo hizo saber desde aquel momento. No hay que demorar mucho en saber que durante todo el campeonato del año 2016, verdaderamente Sebastián Méndez no resignó nada y logró alzar la vara futbolística de Godoy Cruz, diezmada desde el paso de ex técnicos que poco hicieron por encontrar un buen nivel en la Bodega.

Hacer un balance de su paso es enterarse de que trajo refuerzos de jerarquía al Tomba; aun manteniendo la base de edad de un equipo joven. Reavivó la esperanza del equipo por pelear hasta el final un título, despertó de un largo letargo a un mediocampo lúcido y de excelente pie –al punto tal que emigró su mejor jugador-. Un paraguayo, también traído por él, como Danilo Ortíz se transformó junto a Viera en dos sólidas torres defensivas infranqueables para cualquier rival. La defensa estaba armada como el Gallego pretendía, con jugadores que además hacían corta la transición entre defensa y ataque (también idea fija del ex Banfield).

Sin duda, un jugador desconocido genera dudas y algunos temores pero la incorporación de Santiago García y los frutos que dio su llegada también es algo que se le debe a Méndez. Nadie apostó nunca que un delantero con problemas de conductas podría haberse complementado tan bien con la Yoya ecuatoriana.

Y así, equilibrando línea por línea y con un equipo gasolero que trajo de las inferiores a las mejore joyas, Godoy Cruz alcanzó niveles que otrora hubieran parecido inorbitables. 

En la cancha se ven los pingos dice el refrán, y una vez más terminó siendo cierto

Un once de memoria, pero que cambiará

Si bien varió en algunos partidos, los once jugadores que Sebastián Méndez paró durante todo el torneo anterior salían de memoria. Las idas de algunos referentes terminaron por modificar la base pero la táctica –se estima- no se modificará en gran medida.

El arco estuvo cubierto durante todos los partidos por el experimentado Rodrigo Rey, demostrando su excelente momento.
El fondo no generó dudas en casi ningún encuentro formando con Abecasis, Viera, Ortíz, Ceballos que fueron bastiones casi intocables durante la mayor parte de los juegos.
Un mediocampo dorado que trajo agua de excelente futbol a las secas acequias mendocinas del Expreso rodeado de excelente pie formado por Zuqui, Godoy, Henríquez y Silva y que por las primeras fechas contó con el excelente aporte del ex Talleres Carabajal.
Y finalmente la dupla ofensiva que se llevó todos los aplausos formada por Santiago García y Jaime Ayoví.

La clara táctica 4-4-2 dio buenos resultados al elenco mendocino y se prevé que sea la que Méndez utilice en el próximo campeonato…