El conjunto de Guillermo Barros Schelotto no logra mantener un nivel constante y decae de manera continua en un bache futbolístico. De aquella victoria conseguida frente a Belgrano, poco pudo plasmarse su visita a Godoy Cruz.

Por este motivo, partido a partido, es factible reconocer la imposibilidad de que el equipo consiga rehacer o en otras palabras continuar con el buen desempeño previo. Frente al conjunto cordobés, los dirigidos por el Mellizo consiguieron una victoria caracterizada por el buen fútbol asociado como también por un correcto funcionamiento en todas sus líneas.

Esta particularidad no pudo ser llevada a cabo en Mendoza, sumado a la ausencia de Carlos Tevez, la cual se sintió en el transcurso del partido. Por momentos no fue posible generar situaciones de gol y por ende careció de eficacia al momento de atacar. Una vez conseguido el tan ansiado gol, Boca abusó de dicha situación. En lugar de comenzar a jugar de manera serena, paciente, rápidamente se tomaron malas decisiones y desaprovecharon varias oportunidades para liquidar el encuentro.

En otras palabras, Boca parecía el equipo que se encontraba por debajo del marcador y no aquel que estaba ganando. Poco duró la alegría de una posible victoria cuando por una falla defensiva apareció el empate rival.

Finalizado el encuentro, en el rostro de Guillermo Barros Schelotto podía apreciarse toda la bronca generada por cómo, en los últimos minutos, se esfumó una victoria que parecía consumada.

La incógnita es poder saber a qué juega Boca, cuál es su estilo de juego y , si es posible, mantener el buen nivel demostrado anteriormente. El campeonato local y la Copa Argentina acaban de comenzar pero las aspiraciones de todo Boca son muy grandes. Es necesario gritar campeón para poder ingresar a la Copa Libertadores del próximo año.

Queda mucho por mejorar y esto el Mellizo lo sabe mejor que nadie, pero en el club hay mucho material para poder explotar y para conseguir imponer el Boca que tanto anhela el hincha.