Ambos traspasos fueron complicados. Que venían, que no venían. Que están lesionados, que valen esto o que valen aquello. Luego de varios tropiezos en el camino, Luciano Lollo y Marcelo Larrondo llegaron a River Plate, de Racing Club y Rosario Central, respectivamente.

El central llegaba para hacerse cargo del vacío que dejó la salida de Ramiro Funes Mori. Luego de la revisión médica se preveía un tiempo largo de recuperación, por lo que Marcelo Gallardo salió en busca de otro central. “El rey” Arturo Mina fue el que llegó. Sí, ya tiene apodo. El central se quedó con el puesto luego de grandes actuaciones e incluso ya convirtió con La Banda. Hoy, Lollo, está unos pasos atrás.

Marcelo Larrondo, al igual que Lollo, llegó a River lesionado, aunque sabía que vendría a pelear un puesto desde atrás con Lucas Alario, Rodrigo Mora, dupla indiscutible del momento, e Iván Alonso. Durante la pretemporada, el ojo clínico de Gallardo vio el momento por el que estaba pasando Sebastián Driussi y decidió darle rodaje al juvenil. A fuerzas de goles y buenas actuaciones el joven de la cantera riverplatense se ganó el puesto y empujó un paso más atrás al delantero proveniente de Rosario.

Ambos jugadores, Lollo y Larrondo, ya están a la par del plantel y seguramente serán una fija en el banco de suplentes. Por ahora, la titularidad, es una cuenta pendiente que tienen ambos. Más allá de esta sana competencia entre jugadores, todo hincha riverplatense, con semejantes nombres en la banca, explota de felicidad.