El rival era casi anecdótico. Hoy, la tabla de posiciones también estaba en segundo plano. Es que Vélez, en este partido, debía enfrentarse a sí mismo. Necesitaba encontrar su camino futbolístico, lejos de mirar en qué posición quedaría en caso de ganar, perder o empatar. Lo primordial era comenzar a transitar un camino sin pasajes sinuosos, que, en el mediano o largo plazo, le den la calma alusiva a esos frívolos números que todavía, por Liniers, no terminan de cerrar.

Sin embargo, y aunque no se lograsen los tres puntos, el objetivo principal de Omar De Felippe era acomodar el tren de un equipo que venía descarrilado hace un tiempo. Y vaya si lo hizo, porque logró imponer un sistema táctico en el cual las bandas y la actitud aguerrida son fundamentales.

¿Por qué las bandas son importantes? Por el simple hecho de que Vélez cuenta con volantes rápidos para desbordar y llegar al arco contrario con el panorama claro. Y porque, también, en el área del rival siempre tendrán un compañero esperando los centros (Barcos, gran acierto del DT). ¿Por qué, además, se destaca la actitud aguerrida? Por la adversidad a la que el equipo le hizo frente. Iba 1-0 abajo, todo parecía oscuro y, si a eso se le sumaban las últimas derrotas en fila, el panorama no podía ser peor. No sólo dio el resultado, sino que Vélez terminó mereciendo más que ese 2-1 final.

¿En qué se basa este análisis para afirmar lo dicho? En que, tanto Zabala (figura de la cancha, y autor del segundo gol), como Díaz, fueron una alternativa constante para forjar la ofensiva de El Fortín. Ni que hablar de Caire y Grillo, quienes no sólo aportaron su participación en el área del rival, sino que se mostraron fiirmes en la marca.

Párrafo aparte para Barcos, el máximo acierto del DT. Con sacrificio y olfato goleador, le aportó su cuota al equipo con el empate transitorio. No hay que olvidarse de Assman, quien a los 41 minutos del complemento tapó un mano a mano que fue gritado como un gol por la afición de la Vazulada.

Ante el panorama esquivo, Vélez logró salir adelante. Más allá de que haya sido Colón quien estuvo en frente, y de que este triunfo también ayuda a despegar en la tabla de posiciones (y en la de los promedios también), la realidad es que El Fortín venció a otro contrincante. Le gano a la adversidad.