El debut de Omar De Felippe trajo una serie de cambios que le hicieron muy bien al equipo. El ingreso de Héctor Canteros en la mitad de la cancha, acompañando a Leandro Somoza en un doble cinco clásico, es la principal apuesta del flamante entrenador para la generación de fútbol. Es notorio que el volante llegado de Flamengo no está  al 100% físicamente, pero mantiene vigente su claridad conceptual para saber en qué momento ser vertical y cuándo lateralizar o hacer una pausa.

El juego por ambos laterales fue lo más destacado del equipo y lo que más deberá explotar el Fortín si se mantiene la idea de jugar con dos centrodelanteros. En el sector izquierdo Gonzalo Díaz jugó el partido más flojo desde su llegada, pero tuvo buenas combinaciones con Canteros y Barcos; mientras que Fausto Grillo mostró una de sus mejores versiones, siendo firme en defensa, con buenas proyecciones y sin ser amonestado. En la derecha se ganó el partido, principalmente con las proyecciones de Maximiliano Caire jugando en su puesto natural, y con los desbordes de Zabala primero y Alvarenga después.

La aparición de Hernán Barcos desde el comienzo fue satisfactoria, aunque deja un margen para la duda más allá del gol. El experimentado delantero marca la diferencia en el criterio que muestra al jugar, en la facilidad para pivotear, pero se lo nota lento en varios movimientos. Algo similar ocurre con la dupla central. La lesión de Giannetti obligó a juntar a Cubero y Nasuti para evitar que se cometan errores infantiles en una zona de peligro, algo que no siempre ocurre. El ingreso de Assmann para quitarle presión a Aguerre es difícil de evaluar, principalmente porque el arquero tuvo poca participación. El remate del gol de la visita era imposible para cualquier arquero y evitó con el pie el empate en un contra ataque cerca del final.

El flamante cuerpo técnico no generó una revolución, pero con leves cambios se notó la diferencia. Algunos nombres en puestos claves, orden táctico y una idea clara de qué hacer cuando se tiene posesión del balón. Una de las viejas, pero ciertas, frases del fútbol es que siempre se puede mejorar, pero trabajar sobre una victoria es mucho más sencillo.