Un resultado mentiroso. Lo primero que hay que decir. Haciendo un balance de los 90 minutos, Tigre nunca dominó el partido como para terminarlo con dos goles arriba y con tanta  tranquilidad en el final. Sin embargo, el fútbol es dinámica de lo impensado y cuando no habían ideas ni llegadas, el amor propio y el desconcierto rival jugaron a favor del Matador.

Cuesta arriba

Los primeros minutos de la primera etapa fueron un ping pong, con llegadas a ambos arcos. Tigre llegaba por medio de su jugador más claro, Alexis Castro, pero el Tatengue era el que dominaba. Unión, con un equipo alternativo (los titulares piensan en River, por la Copa Argentina), contaba con las mejores situaciones y el dominio del partido. Es así que Brítez, totalmente solo, cabeceó al gol y puso justicia en el marcador. Los centrales matadores quedaron totalmente estáticos.

Encima, en el primer tiempo, Pedro Troglio tuvo que meter dos cambios, de jugadores claves: primero, salió Cachete Morales para que ingrese Kevin Itabel (aún resistido por buena parte de la hinchada tigrense) y más tarde, Gaspar Iñíguez, quien volvía al equipo titular, se resintió e ingresó el juvenil Diego Sosa, quien quiere demostrar que está para el primer equipo. Dolor de cabeza por partida doble.

Más cerca del 0-2 que del empate

En el inicio del complemento, el visitante seguía con la misma intensidad, jugando en ataque, desbordando tanto por la derecha (sufrió mucho Galmarini) como por izquierda, generando peligro por medio de Guido Vadalá (que si estaba más fino, la historia hubiera sido otra para Unión) y los hermanos Pittón. Tigre no sabía qué hacer con la pelota, no había quien genere juego, Castro estaba muy solo, no les llegaba el balín a los delanteros y los volantes no gravitaban, sin contar los groseros espacios que dejaban los defensores. De milagro que el Tate no aumentó la ventaja. Y los goles que no se hacen en un arco...

Fede, el cambio clave

Troglio se jugó su última carta, y fue el as de espadas para ganar la partida: Federico González, que desde la fecha 2 no jugaba. El ex Rafaela fue clave, porque con él, se sumó más peso ofensivo. El Matador, con más voluntad que juego, fue acorralando a Unión en los últimos 15 minutos y Fede tuvo que ver mucho con eso.

Tigre, en las últimas dos fechas, anotó 7 tantos. En las primeras 5, sólo había anotado 3.

El 9 provocó, con un zurdazo potente, que Nereo Fernández la mande al córner, y de ése tiro de esquina, que Itabel lance el centro que derivó en el gol de Erik Godoy (que venía teniendo un flojo encuentro pero se redimió con su cuota de gol). Con el empate sorpresivo, la gente empujó al equipo y minutos más tarde, Brítez la tocó con la mano ante la marca de González en el área, tenía amarilla, lo echaron y Carlos Luna puso el 2-1. Y al instante, le cometieron otra falta en el área a Federico, de Rolle (amonestado), y el Chino volvió a tener esa frialdad para definir desde los 12 pasos y el 3-1 final. Baldazoo de agua helada para Unión, que había hecho todos los méritos para ganar, y en un abrir y cerrar de ojos, perdió todo.

Triunfo anímico

Tigre sumó su segunda victoria consecutiva, hace cinco fechas que no pierde y se acomoda mejor en la tabla, con nueve unidades. Con varios baches y falto de fútbol, por cómo se presentaba el encuentro, fue una victoria importantísima. Al fin, la cuota de fortuna que anhelaban por Victoria. En la semana, seguramente el entrenador deba hacer más variantes, por las bajas que se dieron y para mejorar el juego, pero con el ánimo en alza.

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