No hizo goles pero fue figura con sus pases y su manejo del partido. Una frase que aplicó para Juan Román Riquelme en muchos de sus partidos con la azul y oro pero que hoy aplica al heredero de su camiseta, la número 10. Carlitos volvió al club en lo que era quizá su mejor momento en Europa, y en el triunfo de esta tarde por 4-0 ante Temperley dio una clínica. Hoy volvió el Tevez decisivo.

Su gran tarde arrancó a los ocho minutos con un pase punzante entre lineas para Ricardo Centurión, que eludió al arquero pero fue Gino Peruzzi quien solo tuvo que empujar la pelota ante un arco vacío. Al minuto, otro excelente pase, esta vez a Cristián Pavón, fue el preludio del segundo gol de los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto tras una gran definición del goleador del equipo que llegó a los cuatro tantos en el torneo local. Y solo tres minutos más tarde, otra pelota del 10 al 7, como en las mejores épocas de Riquelme y el actual DT del equipo, terminó reventando el travesaño del arco que defendió Matías Ibañez. Fueron quince minutos arrolladores del jugador del pueblo.

A partir del 3-0, producto de un gol en contra de Gastón Aguirre, el equipo se dedicó a controlar el ritmo del partido y guardar energías de cara al partido del miércoles ante Rosario Central. Esto incluyó al capitán sin cinta del local, que no puede vestirla todavía por un mes y medio más. Durante el final de la primera parte y toda la segunda, se encargó de que el flujo de juego sea menos vertiginoso para proteger el triunfo, que fue quizá lo que le faltó en varios de los últimos empates donde estando arriba en el marcador no supieron administrar la pelota.

La ovación cuando se retiró sustituido a los 71 minutos por Nazareno Solís habló sola. Este es el Carlos Tevez que quiere ver el hincha de Boca. Es el Carlos Tevez que Riquelme conoce.