No es un día más para los hinchas xeneizes. Un día como hoy, pero hace 20 años, hacía su debut oficial uno de los ídolos más queridos por los hinchas, aunque a su vez uno de los más controvertidos. Con apenas 18 años, un desfachatado Juan Román Riquelme se ganó los primeros aplausos y fue figura en la victoria 2-0 de Boca Juniors sobre Unión de Santa Fe. La mítica Bombonera se rindió ante las gambetas del volante, surgido de las inferiores de Argentinos Juniors, y no dudó en brindarle sus primeras ovaciones al número 8.

El 10 de noviembre de 1996 bajó por primera vez el cántico de Riquelme, Riquelme. Pues La 12 no pudo contenerse ante las pinceladas de buen fútbol que salían de este número 8. "No es la primera vez (que jugó en la Bombonera). Jugué en Reserva, pero esto es impresionante, no se puede creer. La verdad es que es un sueño, impresionante", manifestó el por entonces juvenil, anonadado por lo que acababa de vivir.

Cuesta creer que haya pasado tanto de tiempo desde que comenzó ese eterno romance entre la hinchada azul y oro y Juan Román Riquelme. Odiado y querido por igual, el Diez fue un jugador controvertido, pero que siempre supo guiar al Xeneize hacía la lucha por el título.

"Riquelme ve jugadas tres tiempos antes que otro jugador" (Carlos Bianchi, 2003)

La época de oro de Boca Juniors coincidió con la llegada de otra persona, que se convertiría en un emblema dentro de la institución: Carlos Bianchi. Con el DT en el banquillo, el conjunto de la Ribera logró romper una racha de seis años sin títulos y Román explotaría su mejor versión con la casaca azul y oro. El Virrey, como se lo conoce hoy en día al entrenador, le devolvió la titularidad a Riquelme (el Bambino Veira no lo había tenido muy en cuenta) y, además de fortalecer su confianza, lo convirtió en el conductor del equipo, delegándole la responsabilidad creativa al pibe de 20 años. Los resultados fueron abrumadores: el Xeneize se consagró campeón invicto del Torneo Apertura 1998 con 45 puntos, nueve por sobre su máximo perseguidor, Gimnasia (LP). De esta manera, el enganche obtuvo su primer título con el equipo boquense; pero no el último.

"Le vi hacer cosas increíbles con el balón. Tiene talento y es un líder. Todo Brasil se quedó alucinado cuando enfrentó a Palmeiras por la Libertadores. Sólo un fenómeno hace lo que él hizo esa noche" (Ronaldo, julio de 2001)

Luego de repetir el título en el Clausura 1999, Boca se alzó con la Copa Libertadores del año 2000, tras vencer al Palmeiras por penales (terminaron 2-2 en el global). Este último título, depositó al Xeneize directamente en Japón, donde disputó la edición de ese año de la Copa Intercontinental. El rival era, nada más y nada menos, que el poderoso Real Madrid. Con una destacada actuación de Riquelme, que habilitó de manera precisa (como con la mano) a Martín Palermo, quién convirtió un doblete, los dirigidos por Carlos Bianchi vencieron a los Galácticos por 2-1 para quedarse con un nuevo título.

Tras obtener una nueva Copa Libertadores con la casaca azul y oro y de algunos roces con la dirigencia xeneize, Riquelme emprendió viaje hacía España, más precisamente a Barcelona. El conjunto culé pagó 13 millones de dólares por el pase del enganche, pero su juego no convenció a Louis Van Gaal ni al Barça, que con la llegada de Ronaldinho al plantel decidió ceder por dos años al ex Boca. Su próximo destino fue el Villarreal, donde Román pudo desplegar todo su fútbol, llevando al Submarino Amarillo a ganar la Copa Intertoto 2004 y culminando en el tercer puesto de la Liga BBVA en el 2005, donde se erigió como el Mejor Extranjero de la Liga.

"Tuve la suerte de coincidir con él y compartir vestuario. Es un fuera de serie, sólo puedo decir eso. Como media punta es un número 1" (Andrés Iniesta, 2011)

Pese a convertirse en uno de los máximos ídolos del Villarreal, los roces con el DT Manuel Pellegrini aceleraron su regreso al club de sus amores. El romance volvió a florecer y Riquelme guió, nuevamente, a Boca Juniors a un nuevo título continental. Con un rendimiento que fue de menor a mayor, Román fue la pieza clave del equipo comandado por Miguel Ángel Russo, que se alzó la Copa Libertadores 2007. El Xeneize enfrentó al Gremio en la final, en la cual Román se erigió como figura, tanto en la ida como en la vuelta. El enganche convirtió dos goles en Brasil y se despidió de Boca con otro título bajo el brazo y el reconocimiento de haber sido elegido como el Mejor Jugador de la final y, además, como el goleador del equipo con ocho tantos.

En su retorno a España, Pellegrini siguió con su postura de no contar con el enganche, pero Román la siguió rompiendo en los cuatro partidos que le tocó disputar con la Selección Argentina, en las Eliminatorias para Sudáfrica 2010, marcando cuatro goles, tres de tiro libre. Boca volvió a aparecer en el horizonte del Diez y, tras duras negociaciones, Riquelme volvió al patio de su casa.

"Argentina tiene grandes jugadores, pero Román es diferente" (Lionel Messi, 2007)

Con el regreso del ídolo xeneize, volvieron los títulos. Luego de caer en el Mundial de Clubes ante el Milan, Boca se alzó con la Recopa Sudamericana y el Torneo Apertura 2008, con un Riquelme determinante. Pese a esto, una mala racha del equipo de la Ribera puso a Román en el ojo de la tormenta, a causa de su bajo nivel y la sequía de títulos regresó. Sin embargo, el jugador renovó su contrato con las ansias de retirarse en el club de sus amores. Tras tres años sin títulos, el conjunto azul y oro se consagró campeón invicto del Apertura 2011, con Julio César Falcioni en el banco.

"Si yo fuera entrenador o pudiera hacer un equipo, Juan Román Riquelme jugaría siempre" (Zinedine Zidane, marzo de 2003)

Pese a obtener un nuevo título con el club de sus amores, los cortocircuitos con el técnico, los problemas en el vestuario y la derrota en la final de la Copa Libertadores 2012 desencadenaron en su salida del club. "Antes de la final con Corinthians nadie sabía que yo me iba. Sólo mi hermano y el presidente. No perjudiqué en nada. El tiempo después pone las cosas en su lugar, por algo nadie dijo nada. Yo hice lo mejor para jugar bien al fútbol", afirmó el enganche luego de tomar la decisión de irse.

El último gran ídolo xeneize, amado y odiado por igual, sufrió los desmanejos de una dirigencia que no lo valoró como tal. Juan Román Riquelme terminó llevando su fútbol al club que lo vio surgir, tras una cuarta etapa en Boca que duró lo que un suspiro. El Diez fue al conjunto de La Paternal con el claro objetivo de regresarlo a Primera División y, una vez cumplido su cometido, decidió desvincularse del Bicho para anunciar su retiro definitivo de la actividad el 26 de enero de 2015.

Para los amantes del buen fútbol, algo de él murió el día que Román decidió colgar los botines. Sin embargo, al igual que el deporte que tanto disfruta hoy con sus amigos, Riquelme es impredescible y, quién dice, podría regresar para jugar una nueva Copa Libertadores (Atlético Tucumán busca tentarlo). De esa forma, la magia volvería a brillar, en los pies de un enganche que, en su primer partido, puso a la Bombonera de pie, a aplaudir sus jugadas y corear su nombre. Los hinchas hoy recuerdan y aún gritan Riquelme, Riquelme.

Foto: Taringa.