Milito llegó en mayo de 2016, debutó en agosto y se va en diciembre de este mismo año.

Las grandes incógnitas sobre la llegada de Milito al club era sí verdaderamente le tendrían más paciencia que al resto, sí lo dejarían trabajar con tranquilidad, sí le cumplirían el contrato, sí no lo insultarían, sí respetarían al hombre que más le dio a Independiente en estos últimos 20 años. Y no. En seis meses el 'mundo Independiente' se devoró a la última esperanza para que el club resucite desde la ideología y la pertenencia.

Ya desde su llegada las cosas se empezaron a complicar. Gabriel había pedido a Marcone, Pablo Pérez y Schunke, entre otros, pero debió conformarse con Figal, Sánchez Miño y Damián Martínez. Aunque los tres fueron pedidos por el técnico, ninguno de ellos fue la primera opción para reforzar al plantel. A ellos hay que sumarles las incorporaciones de Damián Albil y Maximiliano Meza. Por otra parte, quienes dejaron el club fueron varios: Nahuel Zárate, Rafael Barrios, Diego 'Ruso' Rodríguez, Claudio Aquino, Jesús Méndez. Rodrigo Gómez, Facundo Daffonchio, Juan Manuel Trejo, Mauricio Del Castillo, Saúl Nelle, Rodrigo Moreira y Ezequiel Vidal. La mayoría de ellos juveniles con poca experiencia en primera, pero que Milito podía potenciar debido al conocimiento de cada uno de ellos; y luego nos encontramos con Méndez, Aquino y Gómez, tres jugadores que tranquilamente podían pelear el puesto con cualquiera, y viendo los rendimientos que tuvieron Ortiz, 'Torito' Rodríguez, Cristian Rodríguez y Sánchez Miño, tranquilamente podrían haber sido titulares.

El primer partido oficial de Milito fue ante Defensa y Justicia por la Copa Argentina, uno de los caminos que tenía el Rojo para entrar a la Libertadores, su principal objetivo en este semestre. El equipo de Milito cayó 0-1 ante el Halcón y, al ser una eliminación, comenzaron a verse algunas críticas al plantel y Cuerpo Técnico. Incluso antes de eso, Milito había decidido poner al 'Ruso' Rodríguez de titular en algunas prácticas, lo que generó la insólita queja de algunos hinchas y un principio de cuestionamiento hacia el nuevo técnico.

Una vez eliminado de la Copa Argentina, a Independiente le quedaban dos frentes: la Copa Sudamericana y el torneo local. En la primera, el primer cruce fue ante Lanús, el último campeón de Argentina, y el Rojo de Milito lo derrotó 2-0 de visitante y 1-0 de local. Los de Almirón ni siquiera complicaron al Rojo y quedaron bien eliminados con un 3-0 global. En el medio de esos dos partidos Independiente jugó contra Belgrano en Córdoba, venciéndolo 1-0, y luego de la vuelta de la copa jugó contra Godoy Cruz en el LDA y también ganó, pero esta vez por 2-0 mostrando una gran solidez defensiva y un muy buen juego por momentos. 

Luego de esos cuatro triunfos consecutivos llegaron cuatro empates consecutivos donde el rendimiento del equipo bajó muy claramente, en especial en la zona de creación. Independiente comenzó volverse un equipo previsible, los rivales le descifraban rápidamente su patrón de ataque y los niveles individuales de los jugadores tampoco ayudaron. Las cuatro igualdades fueron dos 1-1 ante Quilmes y Tigre por el torneo local y dos 0-0 ante Chapecoense por la Copa Sudamericana. Pero no fue sólo una serie de empates, las igualdades ante Chapecoense significaron la eliminación del Rojo de la Copa por penales, un punto clave en lo que fue el ciclo de Milito: comenzaron los reclamos a Vera y Rigoni por no convertir, a Sánchez Miño y Benítez por fallar sus penales, a la defensa porque en Brasil sufrió más de lo esperado y al resto de los jugadores por no estar a la altura; el único que salvó fue Campaña. 

Tras la eliminación en la Sudamericana los reclamos hacia el cuerpo técnico comenzaron a hacerse más fuertes, ya no eran un par de niños en redes sociales buscando llamar la atención, algunos medios partidarios y también ídolos del club se sumaron al excesivo cuestionamiento. La victoria 1-0 frente a Sarmiento de visitante poco ayudó a mermar las críticas. El Rojo de Milito volvió al LDA luego de la eliminación y cayó 0-2 con Atlético Tucumán, con quien en aquel entonces disputaba en el escritorio un lugar en la próxima Copa Libertadores; llegaron los insultos y los silbidos. A partir de allí el clima en la cancha se volvió espeso y prácticamente insoportable contra los jugadores. Con Gimnasia pasó lo mismo, aunque se empató 0-0 y el equipo jugó un muy buen partido.

Después de igualar con el Lobo de Alfaro, Independiente tenía cuatro partidos clave que podían "resucitar" al equipo o decidir la salida de Milito: Central, San Lorenzo, Racing y River. El conjunto de Milito terminó sacando 4 puntos de 12; un 0-0 en Rosario luego de un rendimiento excelente (lo mejor que se vio de Independiente en estos meses), un 1-2 de local ante San Lorenzo repitiendo algo del buen partido ante Central, un contundente 0-3 en el Cilindro en uno de los peores clásicos de los últimos años que casi deriva en la renuncia de Milito y un 1-0 frente a River en el LDA que no sirvió para arreglar nada. Independiente salió muy herido de esos cuatro partidos, en tres de ellos mostró un muy buen juego y llegó al arco rival en incontables ocasiones, pero fue muy ineficaz y sacó menos la mitad de los puntos. Además de esto, el partido frente a Racing fue pésimo y eso pesó para que la victoria con River no se festejara tanto.

Más tarde, llegó una victoria 2-0 en Santa Fé contra Colón y por último la derrota 0-1 ante Banfield en tiempo de descuento que terminó siendo la gota que rebalsó el vaso y causando la renuncia de Milito como director técnico de Independiente. 

No hay ni una sola parte del 'mundo Independiente' que no haya colaborado en la renuncia de Milito, todos tuvieron su parte de culpa: los hinchas por su constante inconformismo con cualquier cosa, los dirigentes por su soberbia e inoperancia, los periodistas por exagerar los malos momentos, los ex jugadores por sus declaraciones fuera de lugar pensando más en ellos mismos que en el bien del club y los actuales integrantes del plantel por no estar a la altura y por su bajo rendimiento. 

El plantel:

Las lesiones de Leandro Fernández, Albertengo, Meza y Cristian Rodríguez, la ineficacia de Vera, el bajo rendimiento de Denis, el pobrísimo nivel de Toledo y Damián Martínez, el nulo aporte de Ortiz y Benítez, la baja en el rendimiento de Rigoni y Diego Rodríguez y la falta de recambio terminó haciendo que Milito deba recurrir a juveniles como Barco y Bustos para ver si así podía generar algo más en ataque, para ver si podía mover algo en la zona de creación, la mayor falencia que tuvo el equipo en el semestre. Pocos fueron los jugadores que tuvieron un rendimiento regular, allí podríamos incluir a Campaña, a Cuesta, a Tagliafico y quizás a Figal, quien fue una apuesta del técnico que empezó muy bien, pero que tuvo algunos errores en los últimos partidos. 

El entorno

Durante la estadía de Pellegrino en el club siempre se protestó porque el DT "no respetaba la ideología del club", la sección de hinchas que se autodenominan 'exigentes' se quejaban por su forma de juego, su táctica, por la cantidad de defensores, la cantidad de delanteros, por lo cambios, por todo. Esa fue una de las principales razones por las que el ex Estudiantes decidió dejar el cargo. Una vez que empezó a sonar el nombre de Gabriel Milito para su sucesión hubo una casi total aceptación de parte del hincha: "a él no lo vamos a putear", "lo vamos a bancar pase lo que pase", "él va a respetar el paladar del hincha", "es lo que necesitamos", etc. Pero seguido de eso venían los "jugadores, más les vale rendir", "ustedes no se van a comer a Milito", "ahora los vamos a putear a ustedes" y demás. Como si jugadores y Cuerpo Técnico sean dos cosas que no tienen relación, como si Milito no fuese a dar un paso al costado en cuanto comiencen a insultar a su equipo. Se quejaron del rendimiento y la forma de juego del equipo cuando supuestamente era todo lo contrario a Pellegrino, disfrazan su resultadismo de "paladar negro"; pues todo bien sabemos que si el equipo clasificaba ante Chapecoense, a pesar de su mal rendimiento, las críticas no iban a ser tan duras o incluso si se ganaban partidos donde el conjunto de Milito fue claramente superior al rival como Gimnasia, San Lorenzo y Central.

A Milito debían cuidarlo, protegerlo, tanto la dirigencia como los ex jugadores. Debían armarle un plantel de acuerdo a su idea, él tenía que ser la cara de la resurrección del club, debían apoyarlo en caso de algún tropiezo; no lo tenían que utilizar como paraguas protector, no tenía que sel técnico que se banque un semestre de transición mientras terminan la cancha, no tenía que ser el tipo que "se tiene que arreglar con lo que hay", no le tenían que pegar apenas perdiera el primer partido, no tenían que ponerle palos en la rueda por ocupar el lugar que ellos quieren. No. Era el último ídolo que quedaba para probar como director técnico y les renunció. De hecho, es la segunda vez que les renuncia, puesto que anteriormente lo habían destratado mientras formaba parte de las divisiones inferiores.

Se olvidaron de lo que significaba Milito para el club una vez que se puso el buzo de DT.

El saldo

Un 52% de eficacia, 8 triunfos, 5 empates y 6 derrotas, dos debuts de juveniles (Barco y Bustos), la vuelta de Figal, la consolidación de Campaña, la clasificación a la Copa Sudamericana y un noveno puesto en la tabla de posiciones. 

Seis meses irregulares que pudieron haber sido claves para realizar un diagnóstico completo de la situación del equipo y de esta manera traer los refuerzos adecuados y trabajar los puntos más débiles del equipo durante la pretemporada, pero no, nada de eso va a pasar. En Independiente se quiere ir ganando 3-0 antes de hacer el primer gol, se pretende que cualquier plantel tenga la jerarquía y el nivel que se tenía en la década del 80, se pretende ser campeón de la Libertadores antes que clasificar y eso genera una presión prácticamente inaguantable de la cual ni siquiera Milito pudo escapar.

Nos volveremos a ver, Gabriel, espero que en circunstancias más venturosas para ambos.