Una noche fatídica para el Millonario, que no tuvo lucidez y terminó goleado por la efectividad de Lanús, por 3-0, y se quedó sin la Supercopa Argentina. Un resultado exagerado en cuanto al desarrollo del encuentro, pero mostrando la impotencia del equipo de Gallardo, sin recursos ni jerarquía para remontar.

Una vez más, la defensa fue protagonista. Y por lo malo, sobre todo en los últimos 20 minutos, cuando el Granate abrió la final y pudo aprovechar los espacios. Una línea de fondo inédita, con Augusto Batalla en el arco, Jorge Moreira en el lateral derecho, Jonatan Maidana de 2, Lucas Martínez Quarta de 6 (ganándole la pulseada a Arturo Mina) y Milton Casco en el lateral zurdo (no jugaba desde octubre, cuando se rompió tendón de Aquiles). 

Lollo sigue entrenando al margen. Llegaría para marzo recién. Mientras tanto, Montiel y M. Quarta suman rodaje. ¿Mina volverá a la titularidad?

Durante la primera etapa, ya se notaron demasiados baches; llamados de atención, como la imprudente infracción de Batalla a Román Martínez, que no fue penal porque había off-side, y una jugada donde Alejandro Silva superó con facilidad a los centrales con un autopase y definió mal. En la defensa, Martínez Quarta jugó su segunda final con 20 años y mostró temple ante la marca de Sand y Acosta. Los laterales no ayudaban en ataque ni en la marca, con un claro bajón de Moreira (ya sin su socio D' Alessandro) y Casco, en el cuál se notaba su falta de ritmo (jugó por la lesión de Luis Olivera), sin minutos ni en los amistosos.

En el complemento, a falta de 30 minutos, llegó la cadena de errores que hicieron perder la final: primero, Ponzio no relevó y Casco dejó libre a Silva, y entre Maidana y Quarta liberaron el pasillo para el primer gol, de Acosta. En el segundo, Quarta volvió a fallar, regalándole el esférico a Román Martínez, que tuvo claridad para dársela a Sand y éste asistir a Nicolás Pasquini, que entró solo y de frente. En el penal, que no fue, la falta, de Martínez Quarta a Laucha.

Martínez Quarta jugó bien hasta los goles del Granate, siendo responsable en todos. Sin embargo, hace méritos para más chances.

Lo preocupante es que, en los últimos cuatro partidos oficiales de River, dos de ellos finales y uno Superclásico, recibió 11 goles. Promedio de casi tres tantos cada 90 minutos. Y 10 fueron a Batalla, de experimentación, maduración y aprendizaje en su primer semestre de titular, aunque mostrando falencias en sus últimas presentaciones, que fueron determinantes. Y en la final de la Copa Argentina, fue salvado gracias a los delanteros. Seguirá siendo titular, tiene respaldo del DT, pero su crédito empieza a bajar.

Se vienen el torneo y la Copa Libertadores. El margen de error se va achicando. Gallardo no tiene mucho más, porque no hay 4 suplente (salvo Mayada improvisado), los centrales son los que están y el desafío será recuperar al Casco 2016. Encima, lidiando con los lesionados, un karma sin fin por Núñez. Todavía no hay una línea defensiva confiable.  Un drama que hace tiempo viene pasando, y anoche se evidenció.