Una noche rara se vivió en Medellín. Una semana entera de lluvias, y este miércoles no fue la excepción. Con un campo de juego del Atanasio Girardot totalmente embarrado y lleno de charcos, el árbitro brasileño Sampaio, a pesar de que la lluvia no cesaba, decidió igual que el partido se juegue como estaba pautado, a las 21 (hora argentina).

Fueron 26 minutos a puro pelotazo, con resbalones continuos, la pelota atascada permanentemente y en riesgo los jugadores de lesionarse. El juez decidió suspender momentáneamente el encuentro, la lluvia cesó y varios colaboradores de DIM trabajaron para sacar con escobas y maquinaria la mayor cantidad de agua posible.

Luego de una hora de incertidumbre, se reanudó el cotejo (entendiendo que el esférico se trasladaba mejor) y lo curioso es que, minutos después de esta reanudación, llegó el penal de Mosquera a Lucas Alario y el primer gol del Flaco, desde los 12 pasos, e instantes después vino el tiro libre de Pity Martínez, mal cálculo del arquero y el zurdazo que capitalizó Sebastián Driussi. Casi sin proponérselo, River se ponía 2-0 arriba. En el segundo tiempo, sentenció todo Lucas Martínez Quarta.

Este particular debut con triunfo en la Libertadores 2017 nos hace remontar al 17 de octubre de 2014. Por la ida de los octavos de final de la Sudamericana 2014, River debía visitar a Libertad de Paraguay. El Gumarelo ganaba 1-0 y encima el segundo tiempo, contaba con un penal. Antes de patearse, se cortó la luz. Se estuvo media hora a oscuras, hasta que regresó la electricidad, Rorro López falló el penal e inmediatamente, Carlos Sánchez ponía el 1-1. Otro corte, más corto pero la gente ya se estaba yendo. Cuando se reaunudó otra vez, los juveniles Driussi y Gio Simeone aprovecharon para facturar y ganarlo 3-1. Una diferencia clave para definir la serie en casa y luego, conquistar la Copa.

El Millonario comenzó esta nueva aventura copera con el pie derecho. Triunfazo de visitante, como aquel en Asunción, con matices. Cortes y ráfagas de goles riverplatenses.