Una derrota amarga. Durísima por argumentos futbolísticos, pero también extrafutbolisticos. De un mano a mano de Di María a dos goles en dos jugadas fortuitas, dos errores en defensa.

Derrota que duele, porque volvemos a repechaje, a jugar con la tabla, a 4 fechas del abismo, de las cuales 3, no vamos a contar con Lionel. Un seleccionado que tiene solo 7 puntos de 24 posibles (29%) sin el mejor jugador del mundo en cancha. Un seleccionado que tiene una fecha DURÍSIMA en Montevideo, con 5 meses de locura y el estómago fruncido. Un equipo argentino que de cometer errores innecesarios, ve el Mundial por la Tele.

Se perfila Ecuador como nuestro rival crucial en un posible repechaje, las fechas achican el margen, y la final que solíamos jugar y criticar, esta vez será en Quito, en la última fecha.

Agradezcamos esos 3 puntos en el Monumental, que son el tubo de oxígeno que nos mantiene con vida, en terapia intensiva.

Ahora si entramos en el terreno táctico. Este equipo no logra anotar goles, se hunde cuando está abajo en el marcador, perdió puntos de una manera increíble, y hoy no podemos decir que tocó fondo, porque todavía no hay fondo, no vemos el abismo. Quizás el escribir en caliente hace subjetivo mi análisis, pero es una situación comprometida. Hoy perdimos la primer batalla CLAVE de cara al mundial.

Del partido de hoy, solo chispazos de Acuña, correcto desempeño de Pizarro en su debut con la mayor, y nada más. Roncaglia jugó un partido HORRENDO. Y la falta de laterales derechos incumbe en convocar jugadores con un nivel paupérrimo. Lo de este muchacho el día de hoy fue asqueroso, salvando dos o tres intervenciones.

De lo demás, nada, en lo personal esperaba el recambio tan esperado por la prensa, de forma urgente por las bajas y suspensiones. Pero hoy el problema fue otro. Hubo orden pero no se fue concreto, y en ocasiones urgentes SE PAGA.

La segunda batalla será en Montevideo. Ecuador juega en Brasil y viene en baja, quizá el alivio puede jugar ahí. De 4, uno queda afuera, esperemos no seamos nosotros.

Párrafo aparte y final: Más que nunca banquemos los trapos. Mucha gente aparenta estar triste con este equipo cuando le da con un caño. No seamos así. Yo no lo soy, desde los 7 años el seleccionado es, y será toda mi vida, lo mejor que hay.

Tengamos fe, y un par de pastillitas para no morirse. No hay tensiómetro que aguante.