Si en el primer partido del 2017 -vs San Martín de San Juan- Walter Erviti jugó demasiado atrasado en el campo de juego, hoy lo hizo demasiado adelantado. Por detrás de Emanuel Gigliotti, el ex Banfield delegó responsabilidades en Nery Domínguez y Domingo Blanco, pero el juvenil se quedó corto a la hora de ser el ordenador de juego.

Ni Blanco ni Erviti pesaron en el primer tiempo. La buena noticia para Independiente fue que Emiliano Rigoni por derecha y Ezequiel Barco por izquierda, fueron desequilibrantes en los duelos individuales. La clave parecía estar en llevar la pelota como sea -con más o menos pases- hacia los extremos, y cargar el área en busca de posibles definidores.

Emanuel Gigliotti, el principal encargador de rematar las jugadas, no tuvo suficientes chances pero sí contó con la más importante de todas: un penal que pateó de forma muy similar al que le valió su salida de Boca. El equipo sintió desde lo anímico aquel fallo, puesto que dejó de inquietar al conjunto peruano con la constancia que comenzó el partido.

Holan leyó que Erviti tenía poca incidencia en el juego y que para las situaciones de gol, faltaba remate. Por eso Lucas Albertengo entró para acompañar a Gigliotti, y Erviti pasó a la mitad tras la salida de Blanco. Ahí, en el círculo central, con un rival replegado, el zurdo de 36 años hizo gala de su experiencia: decidió cuándo y por dónde atacar. Independiente recuperó la chispa del inicio, la mantuvo casi todo el segundo tiempo, pero aún así estuvo impreciso cada vez que pisó el área.

Martín Benítez reemplazó a Gigliotti y tuvo dos chances claras de gol, además de buenos movimientos y arrestos individuales. En la primera, tardó en definir. La segunda, tras gran pared con Albertengo, pegó en el lado externo de la red. Por nombrar sólo dos de los tantos disparos al arco; la cantidad de córners también fue llamativa, pero ninguno pudo generar verdadero peligro.

Una vez más, Independiente mereció ganar, pero no alcanza con eso. La presión de la que tanto se habla comienza a influir: el equipo se retiró bajo muchos silbidos a pesar de no haber jugado un mal partido. No ganar ninguno de los tres encuentros como local no es un dato que ayude al hincha a pensar en positivo. Lo ideal será que se pueda mantener la confianza, el volumen de juego, y agregarle constancia, además de, por supuesto, mayor eficacia.