Antes de que suene el silbato de Patricio Loustau, el partido entre el Xeneize y el Fortín parecía estar lejos de ser un trámite. Todos los perseguidores habían sumado de a tres, la cancha mojada era una preocupación, los tres del mediocampo eran titulares juntos por primera vez y el clima estaba enrarecido por la bizarra situación de la noche anterior de Cristian Pavón y Jonathan Silva.

Sin embargo, una vez que comenzó el encuentro, se transformó rápidamente en un monólogo. Los jugadores de azul y oro aprovecharon la diferencia de velocidad y explosión que tenían con los locales para rápidamente apoderarse de la pelota. Rodrigo Bentancur y Pablo Pérez fueron los motores del mediocampo, uno corriendo y apareciendo por todos lados, y el otro distribuyendo y haciendo jugar al equipo. Sin Fernando Gago y sin Carlos Tevez, el equipo y su personalidad se agigantaron y dio una muestra de fuerza que todavía era una cuenta pendiente en el 2017.

Con el 2-0 estampado en el marcador, y con un jugador de más, los jugadores se transformaron y cambiaron la velocidad y la verticalidad por un juego más conservador, de tenencia. Sus rivales estaban refugiados para contratacar y aprovechar el estilo de golpe por golpe que suele plantear el DT del club de la Ribera, pero con la modificación del tempo se aseguraron no pasar demasiados sobresaltos.

Aun cuando el local descontó por un nuevo error defensivo en pelota parada, quizá la mayor debilidad de Boca en los últimos tiempos, la reacción fue instantánea. Las tres piezas claves de la delantera volvieron a acelerar y, casi como si nada, volvieron a estirar la diferencia a dos goles. Cristian Pavón, que tenía todos los ojos puestos en él, metió su gol y se despachó con dos asistencias para responder a los cuestionamientos sobre su compromiso con el club.

Así, el Xeneize se sacó otro escollo de encima y fue un equipo muy diferente al de otras fechas. El partido de la semana pasada, donde jugó mal pero con el aliento de la gente pudo despertarse, parece haber sido un llamado de atención que el plantel supo interpretar. La diferencia fue abismal, en 90 minutos donde la fortaleza mental, la inteligencia y la respuesta a las adversidades fueron las claves para que el puntero siga sumando de a tres.