A través de las redes sociales, el plantel de Independiente difundió su slogan de cara al clásico de Avellaneda: "Compromiso, Actitud, Intensidad". Si se viaja al pasado, podrá confirmarse que ninguno de esos tres conceptos existió en el último duelo ante Racing, cuando en el Cilindro, la Academia venció por 3-0. El desafío, además de quedarse con los tres puntos, era mostrarle al público una imagen distinta.

El primer tiempo fue favorable a Racing. Diego Cocca elaboró un plan más simple y sus jugadores lo ejecutaron bien. Presión sobre el doble cinco local y transiciones rápidas para hacer prevalecer a Lisandro López y Gustavo Bou. Las chances más claras fueron para la visita. Independiente, una vez más, veía como en casa se le complicaba para hacer valer su juego de posesión. Faltaba movilidad y atrevimiento. Apenas la verticalidad de Martín Benítez se mostraba como vía para generar peligro.

En el segundo tiempo afloró el slogan. A fuerza de compromiso, actitud e intensidad, Independiente fue superior a Racing durante todo el complemento. Los duelos individuales comenzaban a ganarse en cada sector de la cancha. La pelota le llegaba fácil a Emiliano Rigoni, Ezequiel Barco y el ya mencionado Benítez. En la punta del ataque, Emanuel Gigliotti se destacó durante todo el partido, aguantando pelotas, generando fouls, creando espacios y hasta animándose con gambetas. El gol estaba al caer, y llegó mediante un gran tiro libre ejecutado por Rigoni, el máximo artillero del equipo.

A partir de allí, la superioridad quedó aún más evidenciada. Retroceder unos metros no fue un obstáculo para que los mediapuntas siguieran prevalenciendo en el uno contra uno. Con gambetas y juego asociado -aunque pocas llegadas al arco de Agustín Orión- el equipo de Ariel Holan convencía a su público de que los tres puntos quedarían en casa. A la hora de defender, una vez más erigió la figura del capitán Nicolás Tagliafico como una especie de muralla que neutralizó al bueno de "Licha" López durante todo el encuentro. Diego Rodríguez en la mitad de la cancha fue otro bastión fundamental. Pero en definitiva, cada jugador de Independiente jugó el clásico con los conceptos que tanto se difundieron en la semana: compromiso, actitud e intensidad. 

La frutilla del postre llegó por intermedio del ingresado Maximiliano Meza. Sangre fría y habilidad para dejar en el camino rivales a pura gambeta y vencer la valla de Orión. El Libertadores de América explotó de alegría. Acumulaba energías desde el comienzo del nuevo semestre. La esperada victoria en casa llegó en el momento esperado, para el deleite rojo y la emoción de Ariel Holan, que comienza a ver su idea reflejada en el campo de juego.