No hizo el primer gol ni el segundo, ni siquiera tuvo chances de marcar y pocos le destacan el increíble cierre del segundo tiempo que valió un gol, pero en la noche del domingo el 6 de Independiente fue la figura del partido.

Hace ya un par de años que Tagliafico ingresó en el mundo Independiente, y a pesar de tener unos 6 meses de nivel irregular en los que era muy criticado, la resiliencia del ex Banfield le permitió pasar los malos momentos y convertirse de a poco en un jugador clave.

La llegada de Pellegrino lo benefició y fue en esa etapa donde fue invadiendo el corazón de la tribuna. Su tenacidad, vigorosidad, y el hecho de nunca dar una pelota por perdida, hizo que muchos hinchas se reflejaran en él. Comenzó a ser asociado a la ya famosa frase "juega como un hincha más".

Pero Tagliafico nunca fue sólo eso. De "poner huevos" no vive un jugador; es una parte importante, si, pero sin talento no hay "huevos" que valgan. El otrora lateral izquierdo sale jugando con una fluidez poco usual en un defensor, a pesar de su estatura siempre gana los duelos ante los delanteros más altos, cubre las espaldas de sus compañeros, su rapidez le permite realizar cierres que rozan lo milagroso, nunca pierde un mano a mano y, jugando de 3, pasa al ataque todo el tiempo.

Quizás su cuenta pendiente sea la terminación de las jugadas. Jugando de 3 a veces equivoca el camino en los últimos metros de la cancha, y también tiene poco gol; pero eso ya es ponerse quisquilloso y pedirle al mejor defensor de Argentina que se transforme en Roberto Carlos.

Pero para quien se quiera subir al tren de "Tagliafico no suma en ataque", hace ya un par de partidos que no puede quejarse más de eso. Jugando de 6 la parte de meterle una asistencia al 9 desapareció, esa tarea quedó a cargo de Sánchez Miño (quien la hace a la perfección), y ahora sólo cumple con sus deberes defensivos. No se complica en el fondo, sale jugando bien, gana de arriba, gana de abajo y le cubre las espaldas al 3, al 2, al 5 y hasta a veces al 4.

Ayer el capitán del Rojo se enfrentó a una de las duplas más temibles en Primera División. Sin embargo, Bou y Lisandro López no fueron rivales para él y sus ¿aprendices? Bustos y Franco. Tagliafico le dio orden a la defensa, prolijidad a la hora de salir del fondo, tranquilidad a compañeros e hinchas porque saben que siempre gana los duelos individuales y siempre puede aparecer en el último segundo para salvar al equipo, como el cierre que realizó en el área chica luego de un centro bajo de Bou y con López libre a sus espaldas. El número 3 de Independiente es el corazón del equipo más allá de la posición que ocupe.

Que él sea quien da un par de pasos al frente al inicio del partido para saludar a los cuatro costados del Libertadores de América es más que propicio, pues Nicolás Tagliafico es el capitán que el club se merece.