Hace seis meses, pensar que River iba a ser protagonista del campeonato era impensado. Un equipo que durante la primera parte del torneo se dedicó a la Copa Argentina (que ganó) y que en el primer semestre de 2017, tenía en mente la Copa Libertadores, que al ser anual, permitió a La Banda regular energías, lograr una cómoda clasificación a los octavos de final y, de paso, aspirar a seguir subiendo en la tabla de posiciones.

Entre torneo y Copa, River lleva 10 victorias seguidas jugando de visitante. En ese lapso, en el torneo, ganó en Bahía Blanca, Mendoza, La Boca, La Plata y Tucumán.

Incluso, el año no había empezado para nada bien, con la derrota en la Supercopa Argentina y un pálido empate ante Unión en el Monumental. En ese momento, River estaba a once puntos de Boca. Sin embargo, Marcelo Gallardo, una vez más, reinventó al equipo y a base de un ritmo arrollador ante cualquier rival que se le pusiera enfrente, logró ganar, ganar y ganar para llegar, hoy en día, a la puerta de la punta, a un punto. 52 contra 53 de Boca, que es el líder del Torneo de la Independencia desde hace más de 15 fechas, pero que fue bajando el ritmo, sobre todo tras la paliza riverplatense en La Bombonera (3-1), que fue el momento exacto para el sueño que hoy está al alcance de la mano.

Los mismos protagonistas lo tomaban con calma. Paso a paso, "el objetivo es estar entre los cinco primeros para jugar la Libertadores 2018" y "los de arriba tienen que perder puntos". Dicho y hecho. Aunque esto no sería posible si River no hacía su parte, y vaya que lo hizo: de los últimos 39 puntos en juego, el Millonario embolsó 33, y hace 13 fechas que no pierde. La irregularidad de los demás equipos del pelotón de arriba, incluso de Boca, también ayudó.

El gran presente se explica con el regreso de la mentalidad ganadora y que plasma la idea de juego que pregona el Muñeco desde que llegó: concentración al máximo, presión en todos los sectores del campo de juego, juego por abajo, ataque constante de los laterales y nunca resignar el ataque, después de un gol, buscar otro, y otro, y otro. Liquidarlo para no sufrir. Un equipo que sale de memoria, sin demasiado recambio, pero cuya base se afianza cada vez más y con varios recursos para llegar al área rival.

En febrero, la cima estaba a once puntos de distancia. Hoy, junio, a uno. 

Si bien es cierto que se perdieron unidades que se lamentan, sobre todo en el Monumental (SMSJ, Unión, Sarmiento; el fin de semana pasado ante Central), son eventualidades que pasa cualquier conjunto que aspira a grandes cosas, y este River contrarresta los apremios en casa logrando pisar fuerte de visitante, con todo el marco en contra y con la presión de no perderle pisada al puntero.

Quedan cuatro finales (San Lorenzo, Racing, Aldosivi y Colón), pensando primero en la visita al Nuevo Gasómetro este domingo a las 14. En caso de ganar River será líder por unas horas hasta que juegue Boca ante Independiente, esperando una mano del Rojo. Quedan cuatro fechas a pura lucha superclásica por la corona. Por la vuelta 36, el nuevo anhelo de Gallardo. Este River nunca se confirma.