En la noche del día domingo, el partido entre Patronato y Boca estuvo demorado por la limpieza de los abundantes papelitos que se encontraban en el estadio; después de 20 minutos de espera el encuentro dio comienzo y el Rojinegro hizo su juego. Se le animó en el primer tiempo, le llegó con peligro, en un campo de juego donde se vio resbaladizo; pero después se fue quedando sin nafta y padeció el partido. Sabía que para ganarle a Boca tenía que lastimarlo antes de que se acomodara en el campo de juego, antes de que ganara confianza y se le viniera encima como hizo en el complemento. Porque ahí sí que lo padeció.  

En cuanto Benedetto entendió que la llave la tenía Pavón, se tiró unos metros más atrás, y le puso un pelotazo cruzado largo al 7 para que marcara el 1-0 y se abriera el marcador. Ya en ventaja la cosa se simplificó. Boca manejó la pelota con criterio y lastimó cuando encontró el espacio adecuado. Como en la jugada del 2-0, un desborde del colombiano Frank Fabra, quien luego de llegar hasta el fondo del área levantó la cabeza y lo vio entrar a Benedetto, a quien le hecho el centro para que sellara el gol definitivo de la victoria. 

De esta manera Boca obtiene seis victorias en igual cantidad de partidos, con lo cual empieza a reescribir la historia, porque ya es el mejor arranque en el profesionalismo. Aún sin Gago, ni Goltz Cardona. Pero es un plantel que, evidentemente, sabe adaptarse a la circunstancia que tiene que afrontar y a lo que el DT Barros Schelotto le pide para cada partido.