A mediados del 2017 los rumores de la posible partida de Cristian Pavón crecían y eran muy fuertes. El fútbol ruso llegaba con sus dólares para llevarse al talentoso delantero del conjunto xeneize y la Selección Argentina. Para colmo, Ricardo Centurión no iba a seguir en la institución de la Ribera a causa de sus constantes problemas de conducta. Ante esto, Boca Juniors no quería que lo agarren desprevenido, teniendo en cuenta la necesidad de hacer un buen torneo, después de no haber logrado clasificar nuevamente a la Copa Libertadores, el viejo anhelo del Xeneize. Es por eso que la dirigencia se movió rápido para buscar un posible recambio en la zona de ataque y fue así como se dio la llegada de Cristian Espinoza.

El jugador surgido de las inferiores de Huracán tiene características muy parecidas a Pavón: desborde, sacrificio, último pase y velocidad. En el esquema planteado por Guillermo Barros Schelotto no era impensado que podía ser titular junto a Pavón y Darío Benedetto. Sin embargo, comenzó su pasó por Boca desde el banco, aunque siempre fue la primera opción de cambio. La presencia del número 7 y de Edwin Cardona, le quitaron espacio a Espinoza para demostrar todo el talento que lo catapultó a Europa. Sin embargo, las pocas chances que tuvo no desentonó con el poderoso ataque xeneize.

Desde su regreso al fútbol argentino, Espinoza solo pudo jugar ocho partidos en Boca, donde no convirtió goles y dio una asistencia. Los pocos encuentros que pudo disputar demostró que es una opción más que interesante para el conjunto xeneize, pero las pocas chances y la presencia de Pavón y Cardona en el frente de ataque complican sus oportunidades de estar en el once inicial. Para colmo, en septiembre se desgarró el isquiotibial izquierdo cuando la Superliga recién comenzaba, en un amistoso ante River. Esto lo mantuvo fuera de las canchas tres semanas y Edwin se terminó afirmando en el once.