Vélez Sarsfield tuvo un año donde se vio enfrentado a una realidad diferente, a un momento que no estaba acostumbrado. Quedaban atrás esos años donde se daban las presencias en las Copas Libertadores y las obtenciones de los torneos locales de la mano de Ricardo ‘el Tigre’ Gareca. El gran objetivo de este 2017 fue conseguir la permanencia en la máxima categoría del fútbol argentino y sumar la mayor cantidad de puntos posibles para escaparle a la zona de descenso, ese lugar donde nadie quiere y desea estar.

Un plantel repleto de pibes, todos ellos surgidos de las divisiones inferiores del club y que conocían tanto al club como si fuera su casa. Ahora con un lugar en el plantel profesional, estos jóvenes debían resurgir al Fortín junto a algunos jugadores experimentados que se habían incorporado en los últimos mercados de pases.

Un paso para adelante, dos para atrás

La campaña del 2017 comenzaba en el mes de marzo tras 80 días de receso, un número para nada común y esto se dio debido a un paro de Agremiados a comienzos del año. El primer partido ante Estudiantes de La Plata generaba buenos augurios en el José Amalfitani, producto de la victoria por 3-2 con un doblete de Mariano Pavone –figura y emblema del Fortín- en el primer semestre.

A pesar de ello, los malos resultados regresaron al club de Liniers. Todo comenzó a la siguiente fecha donde enfrentó a Newell’s Old Boys y recibió un duro golpe en Rosario tras caer por 3-0. Luego, se le sumarían los empates con Huracán e Independiente y otra dura derrota, esta vez en Liniers ante Boca Juniors por 3-1. Estos números no solo lo dejaban comprometidos con el promedio sino que se hundían cada vez más en la tabla de posiciones.

La urgencia de sumar se hacía cada vez más presente y un poco de oxígeno llegó en Bahía Blanca cuando se vieron las caras con Olimpo. En esa oportunidad, Omar De Felippe empezó a cambiar los nombres que integraban el sistema táctico y ponía en cancha a varios pibes que realizaban su debut como el caso de Gianluca Mancuso. Con el gol de Diego Zabala, Vélez comenzaba a levantarse muy de a poco, y era uno de los puntos de partida de un posible resurgimiento.

La irregularidad volvía a aparecer y los números no acompañaban. Después de la derrota ante Lanús, llegaba Belgrano de Córdoba que era uno de los rivales directos por la permanencia. El Pirata cordobés tampoco atravesaba un gran momento pero en esos partidos quedó el sabor de que se podía dar más debido al juego propuesto. Otra vez, el Fortín regalaba puntos que podían ser primordiales en esas circunstancias del partido.

Un poco de oxígeno

Dejando de lado la caída ante Godoy Cruz en el tramo final del torneo, en los últimos seis partidos pudo sumar puntos y levantar vuelo. Con Mariano Pavone como referencia de área, el ‘9’ marcó 5 goles en las últimas fechas. En el desenlace del campeonato, el equipo comenzó a funcionar según el gusto del entrenador.

Las victorias se habían dado en gran parte ante Tigre donde se lo enfrentó en pocas semanas debido a la ‘fecha de los clásicos’. En esos cotejos, el ‘Tanque’ estuvo presente y también aportó con la cuota goleadora de siempre, si bien, no pudo despedirse de la manera que quería por algunos inconvenientes con la dirigencia. El delantero se marchaba a Estudiantes de La Plata pero dejaba una gran huella en el último campeonato ya que había anotado el 43% de los goles del equipo -13 de 31 a favor- y finalizaba en la cuarta ubicación de la tabla de goleadores.

Con todos estos partidos, Vélez marcaba el final del campeonato en la 19º ubicación con un total de 37 puntos -10 triunfos, 7 empates y 13 derrotas-. y justamente esa fue la posición más alta que tuvo en el primer semestre ya que en algunos partidos llegó a estar entre los últimos equipos de la tabla. 31 goles a favor y 40 en contra eran algunos números que marcaban lo sucedido claramente a lo largo del torneo para un equipo que seguía encendiendo las alarmas y que por momentos pudo mostrar destellos de buenos resultados. Debido a esto, se acababa la oportunidad para muchos, ahora llegaba el turno de ellos: los pi’v’es.

Una pretemporada particular

El mes de julio fue particular para Vélez Sarsfield porque al momento de realizar la pretemporada, todos los jugadores que se presentaron tenían una gran particularidad: todos surgieron de las divisiones inferiores del club. Omar De Felippe tuvo un plantel repleto de canteranos tras la partida de 12 jugadores que habían estado en el semestre anterior, por ejemplo, Cristian Nasuti, Juan Manuel Martínez, Gonzalo Díaz, Diego Zabala, Mariano Pavone y Maximiliano Caire.

Con este hecho histórico, los 21 jugadores que estuvieron presentes en el arranque de la pretemporada daban un promedio de 22 años y todos ellos comenzarían por encima de siete equipos en la tabla de los promedios; entre ellos, Chacarita Juniors y Argentinos Juniors recientemente ascendidos a Primera. Con un plantel corto, la dirigencia comenzó a moverse en el mercado de pases y arribaron otros jugadores como Jonatan Cristaldo –un viejo conocido de la casa-, Federico Andrada, Gonzalo Bergessio, Gastón Díaz, entre otros.

Manos a la obra

Con la preparación realizada y los amistosos disputados, Vélez ya se ponía en la mente que se jugaba uno de los torneos más importantes de su historia y uno de los más trascendentales de los últimos años. Con esta nueva misión, la Superliga comenzaba de la mejor manera para el club de Liniers en los tres primeros partidos ya que se ubicaron entre los primeros puestos de la tabla. Ahora la chance las tenían los famosos pibes, Monito Vargas, Santi Caseres, Maxi Romero. La balanza y el destino se inclinaba para la juventud, de ellos dependía todo el desempeño del segundo semestre.

Los cambios de nombres en algunos puestos y los refuerzos que arribaron le dieron un buen comienzo al equipo. Esto se vio en el debut ante Tigre donde el 3-0 a favor fue un claro reflejo de lo sucedido. Con un ‘Monito’ Vargas encendido e imparable, junto al tándem Andrada-Romero, los dirigidos por De Felippe empezaron el campeonato con el pie derecho.

Sin embargo, esto no quedaba ahí sino que en las próximas dos fechas seguiría sumando ante Atlético Tucumán y Talleres de Córdoba. A pesar de no haber anotado goles ante el conjunto cordobés, ante el Decano aparecía Maxi Romero. El joven delantero fue una de las figuras del torneo en estos primeros partidos en donde fue letal y anotó dos dobletes en las dos primeras fechas.

Con una sensación de alegría y calma a la vez, llegó el turno de enfrentar a Boca Juniors, último campeón y que continuaba en la cima con sus resultados arrolladores. En esta oportunidad no fue la excepción, y así como había sido una muestra total de fútbol hace unos meses en el Amalfitani, el Xeneize volvió a pasar por encima a Vélez con un 4-0 contundente. Sin embargo, esto no quedaba ahí ya que a la fecha siguiente volvió a caer ante Independiente en el Libertadores de América y la preocupación volvía a resurgir cortando el buen momento que se dio al comienzo del torneo.

En octubre, la victoria frente a Huracán por Copa Argentina y la victoria ante Newell’s Old Boys, el Fortín conseguía otro tubo de oxígeno para el equipo con la misión continua de seguir sumando la mayor cantidad de puntos posibles. Pero nuevamente como si fuera una especie de ciclo, los malos resultados brotaron otra vez. Todo comenzó con la dura eliminación en cuartos de final ante Atlético Tucumán y después llegó la debacle total, dos derrotas al hilo frente a Gimnasia de La Plata y Unión. En ninguno pudo marcar un gol y la situación comenzó a agravarse.

Otro duro golpe

El encuentro y derrota ante el Tatengue en Liniers significó la renuncia de Omar De Felippe y si bien la dirigencia intentó que continúe al menos una fecha más, la decisión fue ratificada por el propio entrenador en sus declaraciones: "Es una lástima que no se hayan dado las cosas pese al esfuerzo realizado, pero debo irme para descomprimir. Me voy porque un estúpido me escupió en la cancha y si no hay apoyo, no se puede seguir”.

Con solo 10 puntos obtenidos, De Felippe se marchaba de la institución a falta de cuatro fechas para el primer tramo de la Superliga, no obstante, el Fortín tenía que ir en búsqueda de otro dt. Pero eso no era lo peor, sino que lo más preocupante era la posición en la tabla de los promedios ya que del grupo que integraba la zona de descenso había solamente ocho puntos de diferencia. Además, con las elecciones a la vuelta de la esquina, todo pesó un poco más.

Con la salida del ex dt de Independiente y Emelec, Marcelo Gómez que estaba al mando de la Quinta División pasaba al frente y se hizo cargo del plantel profesional. El ‘Negro’ que había dado vueltas olímpicas como jugador de Vélez Sarsfield, ahora estaría presente en el banco de suplentes. El objetivo principal era el partido ante Huracán, un rival directo por la permanencia.

No había mejor idea que Gómez para asumir el cargo de interino ya que conocía a gran parte del plantel por el paso que tuvieron en las divisiones inferiores. Todo este conocimiento tenía que plasmarlo en las pruebas de fuego que tenía luego de que Sergio Rapisarda le confirmara su continuidad por lo que restaba del año. Es decir, que el Negro estaría presente ante el Globo, Godoy Cruz, Olimpo y Lanús.

Al momento de la verdad, Vélez sacó cuatro puntos de 12 posibles. El comienzo fue con un paso en falso ante el conjunto de Parque Patricios, luego continuó con otra derrota ante el Tomba y en el tercer partido de esta seguidilla, el Fortín ganó una ‘final’. En el cotejo ante el Aurinegro, la experiencia fue la que pesó en ese partido importantísimo. Fabián Cubero y Gonzalo Bergessio fueron los autores de los goles de la victoria y esos tres puntos en el Amalfitani despertaron un alivio leve pero que en fin servía y mucho.

El cierre en su corto mandato al frente de Vélez se dio ante Lanús en La Fortaleza y consiguió un punto frente al subcampeón de América. Una de las particularidades que se dio fue el cambio de sistema táctico en los cotejos ya que apostó al 4-3-3 en vez del 4-4-2 que se venía utilizando. Además, el Negro hizo debutar a varios jugadores y apostó a más pibes como los casos de Hernán de La Fuente, Emiliano Bogado, Nazareno Bazán Vera y Francisco Ortega.

Con un coeficiente de 1.181, Vélez Sarsfield finalizó el año con la 24º posición de la tabla de los promedios, a 8 puntos de Olimpo –último equipo que integra la zona roja- pero también esta Chacarita quien divide de manera diferente al resto y debe tener cuidado. Los 14 puntos obtenidos en la Superliga dejan un sabor agridulce pero con la misma misión que tuvo el principio del año: sumar, sumar y sumar. Ahora, con la reciente confirmación de Gabriel Heinze como nuevo entrenador, la pretemporada ya está en marcha, los refuerzos comenzaron a llegar y la ilusión vuelve a estar para escaparle a estos puestos donde nadie quiere estar y volver a ser el equipo protagonista de siempre. Porque Vélez quiere volver a ser Vélez.

Anuario Vélez Sarsfield VAVEL 2017: Jugador por jugador

Alan Aguerre

César Rigamonti

Fabián Cubero

Matías Pérez Acuña

Lautaro Giannetti

Fausto Grillo

Emiliano Amor

Braian Cufré

Gastón Díaz

Nicolás Domínguez

Santiago Cáseres

Leandro Desábato

Matías Vargas

Fabricio Alvarenga

Jorge Correa

Nicolás Delgadillo

Jonatan Cristaldo

Gonzalo Bergessio

Maximiliano Romero

Federico Andrada

La hora del análisis

- Omar De Felippe y Marcelo Gómez, los capitanes del barco

- La condena de la irregularidad

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Nicolas Gonzalez
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