Hace 2 años volvía el ídolo xeneize a La Boca después de 10 años. Amado por la gente a la que le regaló 16 títulos en su etapa como jugador, llegaba Guillermo al cargo con el que soñó desde que decidió ser entrenador. "Este club es como mi casa, disfruto el día a día y aunque el mundo Boca es desgastante, yo no lo siento porque tengo las mismas ganas del primer día” sintetizó el DT después del empate 0 a 0 de este jueves ante Alianza Lima.

El análisis de lo que ha dejado hasta ahora su ciclo en el club de La Ribera da un saldo positivo. Consiguió un título local y se ha mantenido en la cima del campeonato durante más de la mitad del tiempo que lleva en el banco de Boca. Tal es así que está a 4 partidos de igualar el récord de Carlos Bianchi: 39 fechas como líder del fútbol argentino.

Cuando le ha tocado hacer un análisis de su propia gestión, ha asegurado que "el golpe más duro fue la semifinal con Independiente del Valle", en la que quedó eliminado en la Bombonera perdiendo por 3 a 1 en el partido de vuelta (5-2 en el resultado global). Por otra parte, el entrenador asume que las lesiones han sido un gran dolor de cabeza durante estos dos años, en los que perdió jugadores importantes como Gago, Benedetto y Pablo Pérez. El equipo debió adaptarse a eso y a las partidas de Tévez y Centurión, pero ha sabido salir adelante. 

Respaldado siempre por un gran cuerpo técnico, integrado por su hermano Gustavo como mano derecha, por Ariel Pereyra como Ayudante de Campo, por Javier Valdecantos como Preparador Físico y por Juan José Romero como entrenador de arqueros, Guillermo ha potenciado jugadores como Bentancur (hoy en la Juventus), Pavón, Benedetto, Magallán, Jara, entre otros, integrando jugadores ya consolidados como Gago, Tévez y Pablo Pérez, y acertando en la inclusión de algunos jugadores al equipo titular, como el caso de Wilmar Barrios y Agustín Rossi.

“Somos protagonistas en todas las canchas, nos imponemos, vamos siempre por el triunfo, esa es la idea que respeta Boca”.

Dicen que la estadística no sabe mentir, y los números indican que los Mellizos dirigieron 77 partidos, en los que cosecharon 44 victorias, 20 empates y 13 derrotas. 

Aquel cigarrillo de Osvaldo, las exposiciones en redes sociales, el caso de los colombianos, las fallas en partidos puntuales (pocos pero recordados) y la poca participación de juveniles (asegura el DT que en un año el plantel tendrá apellidos de Casa Amarilla en la Primera) son los lunares. Ahora, ir atrás de la conquista de América es el gran sueño. “Estuve en tres finales intercontinentales con Boca; sé que esa sensación es única y espero poder vivirla como técnico”, es su deseo a dos años de su presentación como entrenador del club que lo volvió estatua.