Estamos a horas de vivir la segunda final en la historia entre los dos equipos más grandes de la Argentina, dos colosos de Sudamérica: River vs Boca, por la Supercopa Argentina 2018, en Mendoza. El elenco de Marcelo Gallardo está en su peor momento desde 2014. Si bien viene de ganarle de visitante a Patronato, fue sobre la hora, de casualidad y jugando sin brillo, como viene siendo en 2018. River tiene 23 puntos en la Superliga, lejos de zona de clasificación a copas internacionales para el año que viene. Boca es el líder del torneo, le lleva ocho unidades al escolta y duplica en puntos al Millonario.

El plantel del Muñeco tiene a todos los jugadores que pidió, pero muchos están en un bajísimo nivel, caso Enzo Pérez, quien aspira al Mundial, y Bruno Zuculini, el refuerzo que vino este verano para ser el 5 y que jugó todos estos últimos encuentros sin demostrar el interés por el cual lo fueron a buscar. Asimismo, el DT no tiene un "once de memoria", salvo en el arco, con la solidez de Franco Armani. En la defensa, el mediocampo y la delantera, hay baches, producto de los vaivenes constantes partido a partido.

Gallardo es consciente de que en la final se juega mucho de su crédito actual, sabiendo que en la Superliga está muy lejos y que el semestre, antes del Mundial, se hará muy largo y cuesta arriba en caso de un resultado negativo, aún teniendo que afrontar la Copa Libertadores. Es así que en Paraná dispuso de un mix, guardando a Lucas Martínez Quarta, Marcelo Saracchi, Leonardo Ponzio y Lucas Pratto. Lo mejor, para Mendoza, para la final, para ganarle a Boca.

River sigue sintiendo el impacto de la eliminación en la Copa Libertadores 2017, plasmando la mala cosecha en la Superliga (que se inició con tres victorias, y luego el equipo se desplomó en el torneo) y la baja en el nivel individual y colectivo. La final del miércoles será un "partido aparte", que debe servir como estímulo y renacimiento de un plantel que tiene potencial, que todavía no usufructúa en el verde césped. Y Gallardo tiene la chance de, una vez más, reinventarse y encarAR este 2018 con otra gran sonrisa tras un Superclásico.

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