Las finales se ganan. Los Superclásicos se ganan. Y River tenía la obligación de darle una alegría a su gente y obtener esa Supercopa Argentina por primera vez. No tanto por el título, sino por la magnitud del rival y del mal momento futbolístico del equipo. Marcelo Gallardo decidió que esta final la jueguen sus jugadores predilectos, que esta vez no le fallaron.

Gonzalo Martínez volvió a la titularidad y ya se metió a la gente en el bolsillo. El Pity de varios semestres irregulares, desde 2017 viene siendo el jugador más desequilibrante y a su juego, le sumó sacrificio, personalidad y responsabilidad: se hizo cargo nada menos del penal, con toda la presión encima. Poco le importó al mendocino, que le dio con la cara interna de su botín zurdo, al primer palo, engañando a Agustín Rossi y abriendo la cuenta en el Malvinas Argentinas. Como si fuera poco, en el complemento, eludió brillantemente a Fabra para dejarle la pelota servida a Nacho Scocco, autor del segundo tanto, el que liquidó el pleito.

En contraste, Enzo Pérez sigue en baja sintonía y Lucas Pratto sólo lleva un gol en 2018. ¿Seguirán en el once titular?

Otro de los aprobados fue Ignacio Fernández. El ex Gimnasia es uno de los jugadores fetiches para Gallardo, pero su bajísimo nivel desde mitad del año pasado (con expulsiones incluidas) lo sacaron del equipo, aunque a su favor, no estaba jugando en el medio, donde se siente más cómodo, sino en la banda derecha, donde no hacía pie. A pesar de su mal momento, sumó rodaje en los últimos partidos de la Superliga y el DT confió en él para el Superclásico. El 26 no lo decepcionó: jugó con mucha concentración y en un momento trabado del partido, logró que Cardona lo baje en el área para el posterior gol de Martínez. Y participó del contragolpe (en el mejor tramo de Boca, a tiro del empate) que derivó en el tanto de Scocco. Fue vital su aporte en el marcador y en la generación de juego y tenencia de pelota.

Párrafo aparte para Gonzalo Montiel, que es un central devenido en lateral por derecha. A pesar de la vuelta de Camilo Mayada, el juvenil le ganó la pulseada y fue titular ante Boca. Si bien a comienzo tuvo algunos desacoples, con el correr del encuentro se mostró muy seguro, supo controlar a Pavón cuando lo encaró y salvó la caída de su valla cuando Franco Armani le erró en un cálculo (único lunar del arquero). Montiel también era muy criticado por errores puntuales que derivaron en penales o goles para los rivales. No obstante, superó una prueba de fuego y recuperó confianza.

Estos jugadores mencionados, si aguardaban en el banco de suplentes, hubiera sido lógico por cómo llegaban a la Supercopa Argentina, bajo la lupa. Sin embargo, el Muñeco les dio  la chance poque siempre confió en sus capacidades. Los vio capaces de afrontar el partido más caldeado del año. Y regresaron de Mendoza con la medalla de campeón.