La victoria de Vélez 2-0 ante San Martín de San Juan dejó muchas sensaciones positivas. Pareciera que el equipo finalmente encontró regularidad en su juego de la mano de Gabriel Heinze. Y sucede que se empiezan a desenterrar emociones que en estos últimos cuatro años estaban perdidas e invitan al hincha a fantasear con cosas importantes. 

Es que, cuatro años atrás, el Fortín conseguía su último título: la Supercopa Argentina 2014. Aquel equipo, ya deteriorado del que venía ganando todo, venció a Arsenal en la final y contaba entre su once titular con Fabián Cubero y Mauro Zárate mientras que afuera esperaban Alan Aguerre y Ramiro Cáseres, todos miembros del actual plantel. 

Cuatro temporadas atrás se dio la última racha positiva para la V azulada, cuatro victorias consecutivas en el Torneo Transición 2014. Los rivales fueron Tigre, Arsenal, Independiente y Lanús.

También en dicho torneo, fue la última vez en que Vélez finalizó entre los primeros 10 de la tabla de posiciones. Y a pesar de no ser un dato alentador, se debe tener en cuenta que siempre fue protagonista de los últimos ocho años, pero que a partir del Transición 2014, sus posiciones fueron: 27°, 12° y 19°. Hoy se encuentra 16° con dos partidos por jugar.

Pero dejando de lado los números, lo que alimenta la llama de ilusión del hincha es el pasar del equipo velezano. Los de Heinze mostraron estas últimas fechas que buscan ser protagonistas del juego a partir de la tenencia de la pelota. Siempre saliendo desde la primera línea, con paciencia, y reseteando la jugada cuantas veces sea necesario hasta encontrar ese hueco que lastima.

Ayer, San Martín de San Juan fue la víctima de todo esto y de los pases quirúrgicos de Matías Vargas. Sus diagonales y de las de Agustín Bouzat, como la de su golpartieron a una defensa que marcó en línea y los perdía del radar. Lucas Robertone, revelación del equipo, jugó de todo: volante de marca, de creación, de delantero. Esta versatilidad lo hace trascendental en cualquier faceta del juego y le permite llegar a posiciones de gol, tal y como sucedió en el primer tanto. Lo cierto es que este trío está demostrando ser letal, y todo, sin Mauro Zárate, figura y goleador del equipo.

Y como si fuera poco, la defensa volvió a mostrar solidez y resolución, tal y como sucedió la fecha pasada ante Banfield, algo totalmente ausente en los últimos cuatro años. Con el mismo asombro se debe resaltar el trabajo en pelota parada, ya que en la noche en San Juan, ésta fue una arma más y no una pesadilla, como se estaba acostumbrando últimamente. 

Habrá tiempo para hacer balances y conclusiones, pero hay algo que está claro: es un equipo que invita a ver fútbol. Los resultados están llegando, y con un poco más de tiempo, como Heinze repite, Vélez puede apuntar bien alto.