Con un delantero centro y con compañeros que siguen corriendo detrás de la esfera futbolera, es el detalle que marca la diferencia con las otras selecciones. España no deja balón sin disputar cuando la misma está en juego, por lo que lleva a Diego Costa anotar aquella preeminencia para que el fútbol de su país siga adelante con su objetivo. 

En este caso, por una selección española que con un 82% de posesión antes del descanso fue incapaz de probar al arquero iraní, dándose de bruces una y otra vez contra el muro que levantó el rival a la altura del área propia. Hasta ahí llegaba La Roja, que probó mil métodos de encontrar la portería, pero todos sin éxito. Todos acaban igual. Como en una película, nada cambiaba, todo se repetía. 

De ahí salieron dos ocasiones para Piqué y Busquets que merodearon el gol para España. Y a la tercera fue la vencida. Una jugada conducida por Iniesta acabó en los pies de Diego Costa. Mejor dicho, en la pierna. El delantero se embolicó dentro del área y cuando el defensa fue a despejar, el rebote terminó con el balón en las mallas. El muro cayó después de 55 minutos. Lo tiró abajo Costa, que sigue lanzado con tres goles en dos partidos. 

Queiroz estudió el partido desde la metalurgia y los altos hornos. Le faltó presentarse en la banda con la cara llena de hollín. Cada entrenador explota lo que tiene. Su Irán puede dar una conferencia de orden y disciplina. No es extraño que el portugués sea un héroe en dicho país.  

El gol conturbó el encuentro  

Quien pudo pensar que Irán sólo sabía defender, se equivocó. Con la necesidad de dar la vuelta al marcador, subió la línea de presión y arriesgó en cada posesión, llegando a intimidar a España con el aliento de los quince mil ruidosos aficionados que les empujaban desde las gradas. No tenía nada que perder y muchísimo que ganar.  

Y si no llega a ser porque el VAR salió en defensa de "LA Roja" estaríamos hablando de otro resultado y situación en la fase de grupos. Pues llegó a marcar incluso Ezatolahi al saque de una falta lateral, pero mientras toda la selección de Irán celebraba como si se tratase ya de la final del Mundial, el sospechoso árbitro uruguayo, Andrés Cunha, anuló el tanto por fuera de juego visto desde la televisión.  

Pues irónicamente, cuando Irán estuvo más desprotegida, teniendo que buscar la portería de De Gea, fue cuando menos se vio del juego de España. Con errores no forzados, malas decisiones y peores ejecuciones. Como si las circunstancias le superasen, o si la presión la atenazase. Hierro probó con Koke y Asensio -que debutaba en un Mundial- para darle algo más de caballos de potencia al motor español en el centro del campo. Pero ni con ésas.  

Al contrario, Irán todavía pudo haber marcado al final con un testarazo de Taremi desde el balcón del área pequeña que se marchó besando el larguero. Ahí estuvo el partido y la clasificación a octavos. Quién sabe si Irán no mereció algo más incluso. Pues si España tuvo ante Portugal mejores sensaciones que puntos sumados, ante Irán fue totalmente al contrario y más aún en el complemento del partido. El gol de Costa de rebote y poco más fue suficiente en un apagado español en el segundo tiempo.