Patronato comenzó como la noche en el Nuevo Francisco Urbano, en mucho barro y con dificultad para desarrollar el juego fluido que pretendió. De entrada, San Martín, presionó alto y dejo sin movilidad a Pablo Ledesma, obligando a saltear líneas.

Con intención de juego y presión en la salida del Negro, el Ciruja, logró llevar la pelota a cercanía del arco de Sebastián Bértoli, que nada pudo hacer a los 5 minutos, con el cabezazo de Claudio Bieler, que en soledad, por el primer palo, logró el 1-0.

Pudo servir como una inyección para que el Rojinegro se meta en partido, pero la pelota no fue su aliada en los primeros minutos, porque la salida no fue limpia, cometió fallas que fueron de peligro y la transición en la defensa, tuvo tiempo para ordenarse. Lo que alentó al Patrón, fue el desgaste que hicieron Facundo Barceló y Nicolás Royón en los primeros minutos, conectándose y moviéndose por el frente de ataque. Y así, llegó una de las situaciones claras que tuvo Mauricio Sperduti, que aprovechó un rebote y forzó a Ignacio Arce.

Fue uno de los primeros avisos del Negro, que siguió padeciendo en la última línea, pero los dos uruguayos, con el Gordo Sperduti, volvieron a incomodar. Posteriormente Facundo Barceló tuvo su chance contra el arco rival. Un reto, caerse y levantarse. Eso le bastó a Patronato, que cuando se acomodó ofensivamente, fue mucho más peligroso, tuvo intención, conexión, triangulación. Los charrúas con movilidad y variando en responsabilidades, provocaron espacios. Ledesma creció y Matías Garrido fue otro de los que aportó en ofensiva.

Fueron varias las situaciones dentro del área rival que tuvo el elenco de Juan Pablo Pumpido, que en defensa siguió padeciendo la falta de contención por los laterales, Walter Andrade y Renzo Vera, relevaron de buena manera, pero no dejó de tener peligro Bértoli. A este Patronato se lo puede dividir en dos partes, uno en la parte ofensiva, otra en la faceta defensiva. Arriba, con verticalidad, buenos momentos en el desequilibrio y generando situaciones, con Sperduti, Barcelo y Royón, pero en la última línea, deja espacios, sufre, no es sólido por las bandas y Lemos hizo el desgaste en la mitad de cancha.

El complemento encontró a Patronato decidido a buscar el empate, pero no todo fue color de rosas, porque a los 4 minutos, luego de que Sperduti cayó dentro del área, Sebastián Bértoli no acertó el penal en el arco y el remate se fue muy alto. Pero el temor no pasó, sino que rápidamente, Giménez, con un disparo desde lejos estrelló su remate en el travesaño.

Por más que los minutos iniciales fueron adversos, la actitud e intensidad del Rojinegro no cambió, siguió presionando en la mitad, doblegando en marcas, para recuperar y salir rápido por las bandas. Y de esta manera, por el sector izquierdo, con Garrido iniciando, con Barceló en velocidad asistiendo a Bruno Urribarri, llegó la segunda pena máxima a favor de los paranaenses, pero en está ocasión fue Mauricio Sperduti que igualó las acciones desde los 12 pasos.

Fue hasta ahí donde aguantó el Patrón, que sacó el pie del acelerador, sintió el desgaste y le cedió la pelota al Ciruja, que minuto a minuto fue con más futbolistas en campo del Negro vestido de azul. La merma la sintió, ya no se aproximó con intensidad al arco de Arce. Si algo demostró Patronato la Superliga pasada, es que cuando no es intenso, se vuelve vulnerable y se notó en el Nuevo Francisco Urbano.
Con una seguidilla de toques, sin aciertos en demasía por parte de los tucumanos, Claudio Bieler volvió a estar sólo dentro del área y con una definición de lujo, consiguió su doblete y nuevamente la ventaja para San Martín.

La premisa, sin dudas, siguió siendo buscar el empate, tal como arrancó la segunda mitad, pero padeciendo lo físico, con el estado del campo de juego que no colaboró y las ideas que se fueron diluyendo en ofensiva, el Negro recurrió a la pelota parada, pelotazos, algún desequilibrio de Comas o Sperduti en el final, para llegar al empate, pero todo finalizó en las manos de Arce.

Nuevamente, Patronato se despide en 32avos de final, mostró dos caras, de más positivas en ofensiva, pero con mucho por corregir y mejorar en lo defensivo, con la transición y los relevos, además de ajustar los movimientos por la banda. No fue mala la imagen con la que despide el Rojinegro, que mostró actitud, fue agresivo de tres cuartos de cancha en adelante, pero vuelve a padecer desatenciones defensivas que le cuestan caro.