Durante el primer semestre de Cristian Ledesma a cargo del primer equipo, desde este espacio hemos destacado cuán firme se encontraba la línea de fondo, a pesar de los continuos cambios obligados por lesiones o suspensiones. Entre Federico Crivelli y Julio Chiarini mantuvieron con candado el arco durante varias fechas, siendo está la principal virtud de un equipo que le costaba horrores convertir. 

Esta temporada, el panorama es totalmente distinto al de la primera etapa del año: entre Copa Argentina y Superliga (siete partidos en total), Tigre anotó nueve goles, con la grata aparición de una dupla, Juan Cavallaro y Diego Vera, más el aporte de los volantes ofensivos (Lucas Menossi y Diego Morales). El camino al gol es más llevadero. No obstante, en la parte de atrás, se repiten los errores que llevaron al Matador a padecer su situación con los promedios: una defensa vulnerable, permeable, poco confiable. En la Superliga, Tigre ya recibió nueve goles. El arco invicto contra Aldosivi (2-0) fue solo un espejismo.

Tigre recibió 9 goles en la Superliga, 11 en la temporada.

El Lobo optó por darle rodaje a una línea de cuatro que repitió cada partido, a excepción del arquero: comenzó atajando Gonzalo Marinelli, el guardameta con pocos partidos oficiales en su haber, que desplazó a Chiarini (que en plena competencia rescindió su contrato y regresó a Instituto), quien alternó buenas y malas. En la fecha 3, Ledesma decidió darle el arco a Augusto Batalla, ex River y Selección Argentina Sub 20, de último paso en Atlético Tucumán. Batalla debutó con el pie izquierdo, con errores ante San Martín de San Juan, aunque luego se repuso contra Aldosivi, para volver a un nivel bajo en la derrota vs el Decano: tres partidos jugados, cinco goles encajados.

En el fondo, en el lateral izquierdo, está el histórico Martín Galmarini, que desplazó a Maxi Caire, aunque el Patito tiene más vocación ofensiva que marca, y padece la función de resguardar los desbordes de los volantes rivales. En la zaga central, se encuentran Ignacio Canuto, figura en el semestre pasado, y el zurdo recién llegado Néstor Moiraghi, proveniente de Deportivo Cali. Han jugado todos los partidos del actual certamen y no logran afianzarse, padeciendo siempre a los delanteros rivales, perdiendo en velocidad (se vio esto con el Pulga Rodríguez y Mauro Matos) y los pelotazos cruzados. Tato Canuto bajó mucho el nivel (no aporta tampoco en ataque) y no hay mucho recambio, salvó por Alexis Niz (que puede jugar de 4 o de 2) y juveniles (Pedro Gutiérrez). Y de lateral izquierdo, está otro refuerzo, Lucas Rodríguez, quien también se proyecta pero no recibe ayuda de los volantes (no hay mediocampistas por las bandas en este esquema). El 3 suplente, que ni concentra, es Diego Sosa, o bien el lateral de la Reserva, Laureano Nutz.

Sin mucho recambio en el sector defensivo, el DT deberá replantear su línea defensiva, que tienen que mejorar y mucho, porque lo bueno que se pueda producir en el área rival, se contrarresta con los padecimientos en el área propia. Como dice el dicho, de atrás para adelante. 

La lucha sigue igual

A pesar de la derrota ante Atlético Tucumán y el triunfo de Aldosivi (2-0 a Estudiantes), este fin de semana,el destino guiñó a Tigre, ya que sucumbieron tres rivales directos: San Martín de San Juan perdió 4-1 ante River en el Monumental, Patronato sucumbió contra Gimnasia por 2-0 (el Lobo, también ccomprometido con la zona roja, tomó aire) y San Martín de Tucumán sigue sin ganar y tropezó ante Vélez (0-1).