Una gran noche de Copa Libertadores se vivió en el estadio Libertadores de América: River e Independiente, fieles a su historia, brindaron un espectáculo al que solo le faltaron goles. Y los responsables de que este encuentro de ida de cuartos de final haya finalizado 0-0 son los arqueros, ambos elegidos como las figuras del encuentro: del lado del Rojo, Martín Campaña se lució, sobre todo en el primer tiempo, ahogando mano a mano de Rafael Borré y luego de Gonzalo Martínez (y en el complemento, a Camilo Mayada). Y del lado del Millonario, el que siempre responde, el que siempre aparece en los momentos más determinantes, Franco Armani.

El arquero oriundo de Casilda, que gracias a sus fascinantes actuaciones en el primer semestre en River fue citado al Mundial de Rusia 2018 y atajó dos partidos mundialistas para la Selección Argentina (y fue capitán en la última gira de la Albiceleste, ya con Lionel Scaloni al mando), sigue en racha. Si bien recibió goles en los últimos dos partidos de Superliga (ante San Lorenzo y San Martín de San Juan, cortando su racha de más de 900 minutos invicto en el torneo local), Marcelo Gallardo está tranquilo porque cuenta con un baluarte bajo los tres palos y tiene una sensación de seguridad que no se sentía desde 2016, cuando se marchó Marcelo Barovero.

Anoche, Armani contó con esas atajadas que son marca registrada. En el primer tiempo, tras un remate de Maxi Meza al travesaño, en el rebote, Silvio Romero remató y el arquero la desvió. Minutos después, Fabricio Bustos sorprendió a sus marcadores en una segunda jugada de un córner y cabeceó solo, y el arquero de River, con un manotazo salvador, la mandó al córner. Sin embargo, la jugada de la que todo el mundo habla fue en el segundo tiempo, en el mejor momento del Rojo, cuando Meza habilitó a Emmanuel Gigliotti, que entró por el centro al área chica, libre, para definir, y cuando ya se preparaba para festejar, Armani se estiró y con ambas manos llegó a desviar la trayectoria del balón que pedía red, y luego despejó Milton Casco (de gran partido). Sensación de imbatibilidad.

Los números siguen agigantando su figura: Armani completó 30 partidos oficiales en River, lapso en el cual solo recibió 13 tantos y mantuvo su valla invicta en 19 ocasiones. Además, en esta Copa Libertadores, lleva 450 minutos sin recibir goles (el último, Preciado, de Emelec), es decir, cinco juegos consecutivos sin que le anoten, y de los nueve partidos que el Millo lleva en esta edición, en siete mantuvo su arco con candado.

Se vienen el Superclásico y la revancha en el Monumental: toda la presión para que el santafesino continúe en nivel, aunque él ya sabe lo que es atajar con presión, como la que tuvo ayer en Avellaneda.