Este domingo por la mañana, en un horario atípico, se enfrentaron dos equipos con ansias dr ganar, por difrt ntes motivos: Tigre, ante su gente, para engrosar el promedio y Huracán, para seguir despegando en la Superliga. En Victoria, se vivió un partido con emociones, pero no las que el dueño de casa quería, porque se llevó otra decepción.

Durante la primera etapa, el Matador tuvo más posesión de pelota, aunque sin profundidad: Diego Vera pudo haber abierto el marcador antes de los 10', pero justo se cruzó Chimino para ahogarle el grito. El Globo, con su mediocampo, apostó a transiciones rápidas y así llegó a los 15 minutos a contar con una chance inmejorable: pelotazo para Andrés Roa y falta de Ignacio Canuto sobre el colombiano, que Jorge Baliño sancionó con la penal máxima. El encargado de ejecutar el penal fue Andrés Chávez, sin embargo, Augusto Batalla adivinó la intención del ex Boca y con la mano derecha, le desvió el disparo. Lo curioso es que Chávez venía de fallar otro penal, ante Banfield, en la fecha pasada 

Tras la tapada de Batalla, Tigre se envalentonó, empujado por su gente. Lucas Menossi contó con un remate que se fue apenas alto, y apenas algunas aproximaciones sin profundidad. El Quemero, sin tanta posesión, sí contó con mejores chances, como una volea de Chávez y un remate de Roa que sacó en la línea Martín Galmarini.

En el complemento, la visita empezó más punzante, aunque con el correr de los minutos y presionado por la localía y los promedios, Tigre se arrimó, con más ganas que fluidez, al área rival. Jorge Ortíz remató y exigió a Marcos Díaz. El Matador tuvo un puñado de minutos de dominio, pero luego el partido se pinchó y entró en un pozo.

Ledesma trató de dinamizar el ataque con Kevin Ramírez Fede González, sin éxito. Cuando nada pasaba, a los 30 minutos, Lucas Rodríguez vio la roja por una violenta infracción. Tigre se quedaba con 10 hombres e inmediatamente, Juan Garro (quien había ingresado por Chávez) aprovechó una pelota cruzada que mandó al fondo de la red. Huracán había hecho sus méritos para estar arriba en el marcador.

El gol noqueó a Tigre, al que todo se le hace cuesta arriba. En el final Walter Montillo casi empató de tiro libre, y en la última ocasión del partido, Diego Mendoza selló el 2-0.

Otro duro golpe para el pueblo matador, que se ahoga en la zona roja, que no aprovecha la caída de sus rivales directos (no pudo descontarle a Patronato), que lleva dos derrotas seguidas y en la Superliga tiene 6 puntos de 18 en juego. El Lobo expresó que seguirá en su puesto (a menos que la dirigencia toma medidas), mientras la permanencia depende de un verdadero milagro.