Pese a no estar presente físicamente, la imagen de Osvaldo Zubeldia sigue siendo recordada en el mundo del fútbol, tanto a nivel local como internacional. Sin duda su influencia fue fundamental en el ámbito futbolístico, y sus ideas que en aquella época eran duramente criticadas hoy en día son asimiladas como naturales. Vencer a un equipo inglés, y en su país, no fue poca cosa.

La consagración se dio en el año 1968, pero comenzó a gestarse en 1960 con la asunción de Mariano Mangano como presidente de la institución. El club que iba rumbo al fracaso tuvo un giro de 180 grados y comenzó desde cero. En 1963 las finanzas habían mejorado y el presupuesto daba para un nuevo cargo en el área deportiva: se decidió que Miguel Ignomiriello tomara la rienda en las juveniles de Estudiantes. Al poco tiempo Ignomiriello consagró campeón a la llamada 'tercera que mata', cuna de quienes serían campeones del mundo años más tarde. Nombres como Verón y Malbernat comenzaron a ganar terreno, y con la llegada de Zubeldia fueron promovidos a la Primera División.

En 1965 Zubeldia asumió como director técnico y formó un equipo con la base de la 'tercera que mata' y algunos refuerzos de jerarquía como Bilardo y Conigliaro. La llegada de este DT trajo también la aparición del profe Jorge Kistenmacher, un preparador físico de lujo. El nuevo cuerpo técnico tomó decisiones fuertes, tanto en lo futbolístico como en la vida privada de los jugadores. Las dietas, los dobles y triples turnos de entrenamientos y la implementación de las concentraciones marcaron un camino dentro de lo deportivo. El estar en todos los detalles para que los jugadores rindan al cien por ciento fue acertado.

Por el lado de la táctica y la estrategia, Zubeldia también cambió el paradigma. El estudiar al equipo rival, conocerlo y analizarlo dejó de lado aquellos planteos independientes de quienes estaban en frente. Jugar con el offside, defender con él y sacarle provecho no era bien visto, pero la realidad era una: Estudiantes ganaba. Por último, pero no menos importante fue la edificación de las jugadas preparadas a la hora de las pelotas paradas. ‘Zubeldia estaba adelantado 30 años’ afirma Bilardo.

La garra, el trabajo en equipo, la identificación con los colores y el hambre de gloria fueron fundamentales en aquella época dorada, donde además del campeonato mundial el equipo se consagró tres veces campeón de la Copa Libertadores. Con los logros futbolísticos, llegaron los nuevos aires al club, club que comenzó a crecer, respiró, dio un salto de calidad y se posicionó entre los más grandes de Argentina hasta la actualidad.